Gente increíble con hijos fatídicos y gente todo lo contrario

Me llamo Victoria, tengo 60 años y hoy voy a hablaros de un tema complejo: los hijos.

Esta noche no podía dormir y me vino a la mente una conversación que había tenido con una compañera de trabajo hace unos días y que realmente me había impresionado.Es una persona a la que aprecio enormemente porque siempre está ahí, para hacer cualquier favor que se le pida. En su vocabulario no existe la palabra no.

Cuando era joven, era una mujer realmente hermosa y aunque sigue siendo guapa, los problemas con los que se ha enfrentado han borrado la expresividad de su rostro. En el comedor me acerqué a ella porque me pareció que su cara tenía un aspecto muy cansado y, como se que su marido está muy delicado, quise preguntarle. Se llama Gracia y, os puedo garantizar, que el nombre le va como anillo al dedo.

V.-«Hola Gracia, ¿tienes algún problema? Te veo preocupada»

G.-«Hola guapa, siéntate un ratito conmigo, me apetece hablar»

V.- «¿Cuéntame, es por tu marido?»

G.-«No que va, es por uno de mis hijos»

V.- «¿Qué ha pasado?»

G.- «Ya sabes lo de siempre, con 30 años ni trabaja, ni estudia, me pide dinero aún sabiendo mi situación económica y crea mal ambiente en casa; porque mi hija, que es todo lo contrario, se rebela; date cuenta que ella aporta parte de su sueldo para que salgamos a flote todos los meses. Incluso mi marido me echa la culpa de todo a mí, porque piensa que le he consentido y mimado demasiado. Encima como mi marido está sin trabajo y sin ningún tipo de ayuda, no puedo decirle nada porque se cree que  estoy echándole en cara que estoy manteniéndole.»

V.-«Y cuando te dice eso,no le respondes que la educación de tu hijo ha sido cosa de los dos. Y si tan mala educadora eres ¿Por qué tu hija es un primor?»

La genética no lo es todo. Las personas nacemos con un cerebro que se desarrolla en base a todo lo que tenemos alrededor. No solo existe un mundo endógeno, sino también un mundo exógeno. Dependiendo de la fortaleza y madurez de las personas, el mundo exógeno interviene haciendo en ocasiones mucho daño y en cambio otras veces ayudando.

«No te sientas culpable para nada, tengo una amiga que tiene un hijo que la hizo sufrir hasta la saciedad. Es un matrimonio estupendísimo, son gente de clase media. Llevaron a su hijo a un Colegio privado y fueron las compañías quien lo tambalearon. Odiaba a su madre, quizá porque ella era la que trataba de enderezarlo. No estudiaba, todo el día tumbado».

Mi amiga tuvo que comenzar un tratamiento psiquiátrico porque no podía hacer frente a la situación. Ella estaba como tú, se autoculpaba porque pensaba que había fallado, que algo había hecho mal.  El psicólogo fue de gran ayuda para ella. Le planteó las siguientes cuestiones:

  • ¿Existe un manual de educación?
  • ¿Dónde crees que has fallado?
  • El sentimiento de culpabilidad junto a la impotencia, te llevan a la desesperación y con eso no arreglas nada.
  • ¿Se puede interferir en los sentimientos de las personas?
  • Si tan mala educadora fuiste ¿Cómo tus otros hijos son tan estupendos?

Finalmente se dio cuenta que realmente no podía hacer nada, que únicamente tenía que seguir como hasta el momento y si su hijo la necesitaba, allí estaría.

Te voy a poner otro ejemplo, mi madre siempre me contaba que cuando se casó el hijo de una vecina, si hubiese tenido confianza con la novia, le habría aconsejado que no casara con él, porque era un vago, contestaba fatal a su madre y además era muy antipático.

Pues ella lo cambió totalmente, trabajaba como un enano, la tenía como una reina y la trataba con un cariño insólito. Mi madre no daba crédito, dice que nunca había visto un cambio semejante en una persona.  Sabes lo que pasa, que nosotras vivíamos en una sociedad opresora y era la propia sociedad la que marcaba las pautas. No existían los caprichos, estábamos locos por trabajar y por salir de casa para poder hacer nuestra vida.

¿Y qué sucedió? Pues que consideramos que la educación nuestra tan opresiva era un desastre y rompimos las cadenas, pero sin ningún orden. Y comenzamos a ser demasiado permisivos.

Poco a poco todo ha ido cambiando. Que un padre da un cachete a su hijo, se le quita la tutela. Que un profesor castiga a un alumno, llega el Apa y pone en la calle al profesor. Es decir le hemos dado la vuelta a la tortilla. Si a mi me castigaba un profesor, me castigaba también mi padre, porque era señal de mal comportamiento.

No hay autoridad. Los chicos perciben a través de nuestro entorno y del entorno televisivo, una vida fácil. Para que estudiar o esforzarse, si en la tele salen unos señores gritando y hablando mal de todo el mundo  ,ganan una barbaridad. Cualquier persona dispuesta a vender su intimidad gana mucho más que un licenciado.

«No Gracia no, la culpa no es tuya, la culpa es de una sociedad que camina sin valores. Conceptos como saludar se han perdido. ¿Cuándo ves que alguien se levante en un transporte público, para dejar asiento a una embarazada, un enfermo o una persona mayor?Tu solo puedes esperar, a que tu hijo entienda que con esta actitud no va a ningún sitio y pueda cambiar sus expectativas. No Gracia, tu no puedes cambiar los circuitos mentales de nadie. Sigue haciendo las cosas como hasta ahora, porque eres una gran mujer, pero por encima de todo una gran madre.»

Se levantó, me dio un beso y con los ojos llenos de lagrimas se marchó a su puesto de trabajo. La seguí  con la mirada y a su paso se cruzó otra compañera, que desconozco las razones por las que la fortuna le ha sonreído de esa manera. Dudo que conozca la palabra tu ,él, nosotros o vosotros. Solo es capaz de pronunciar la palabra yo.

Incapaz de esforzarse por nadie que no sea ella misma y siempre pendiente de su persona, tiene a su lado un marido excepcional y unos hijos que son una joya, son ingenieros con un  porvenir bien labrado y pendientes de su madre. Dudo que estos chicos se liberen de ese yugo opresivo que practica. Encima se pavonea constantemente de su situación. Según ella el problema es que los demás no sabemos educar a nuestros hijos.Siempre pienso que en la vida todo es inversamente proporcional a lo que se merecen las personas: de padres maravillosos salen hijos fatídicos y de padres monstruosos salen hijos maravillosos.

No nos culpemos de nada, la culpabilidad desestabiliza nuestras emociones y no nos permite ver con claridad nuestra situación. ¿Estáis de acuerdo conmigo?

Gracias por permitirme entrar en vuestras vidas y poder reflexionar en voz alta.

Victoria

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