Si alguna vez has deseado una gran hamburguesa, con patatas fritas y mucha mayonesa después de un día estresante, quizá tengas ansiedad por comer. Te apetecen tanto estos productos, no por calmar tu hambre, sino por aliviar los efectos de tu ansiedad.
Los que venden pastelería o pizzas saben de la importancia de tener su local abierto no solamente para facilitar la entrada a los clientes pero también para que salga el olor a comida caliente…Una porción de pizza te proporciona una sensación inmediata de calma, pero la alimentación emocional tiene efectos secundarios y estos, además, suelen prolongarse en el tiempo.
Como quizá sepas, la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas, van estrechamente ligadas a este fenómeno. Y la sensación de bienestar instantánea que proporciona la comida, se irá tan pronto como ha llegado, dejando para mucho tiempo miles de calorías, extremadamente difíciles de eliminar de tu cuerpo.
La comida como arma contra la ansiedad
Poco a poco, sin darte cuenta, puedes caer en el hábito de comer cuando te sientes preocupado, ansioso, nervioso o estresado. Te engañas a ti mismo y te diriges al frigorífico pensando que tienes hambre, aunque realmente no es así.
Si lo piensas, lo cierto es que resulta complicado encontrar la relación entre la comida y la tranquilidad. Para encontrarla, hay que remontarse a la evolución de la especia y a eso sumarle otras muchas teorías que se han formulado al respecto.
Por eso, vamos a contarte algunos datos interesantes que se conocen sobre este tema.
Atracones y ansiedad por comer
Hay varios trastornos de la alimentación que están relacionados con episodios regulares de ingesta compulsiva de comida en un período de tiempo relativamente corto. Los afectados sufren una sensación de pérdida de control, con angustia y deterioro de la calidad de vida. Su salud, vida social y rendimiento laboral se pueden ver afectados o mermados.
Teorías sobre la ansiedad por comer
Hay varias teorías sobre las razones que llevan a este comportamiento, que están basadas en distintos estudios. Algunas son las siguientes:
Escape emocional
Esta teoría defiende que comer con un ansia irrefrenable es algo que ocurre más a personas que se han sometido a dietas durante un largo tiempo. La razón es que estas suelen sufrir más sentimiento de baja autoestima, nerviosismo o tristeza prolongada.
Esto las convierte en víctimas fáciles de la ingesta compulsiva de comida. Lo hacen para escapar de pensamientos y sentimientos negativos. Así centran su atención y cognición en estímulos inmediatos y concretos, como la comida.
-Regulación de la emoción
Regular las emociones se refiere a la capacidad de identificarlas, darles sentido y utilizar estrategias efectivas para equilibrarlas. Un ejemplo de regulación eficaz de las emociones podría ser ir a la playa a andar sobre la arena cuando estás enfadado con alguna otra persona o situación.
Cuando se encuentran en un estado de ansiedad, quienes se esfuerzan para regular sus emociones, buscan la forma más rápida y cercana que encuentran, para conseguir ese objetivo de la forma más veloz posible.
Esto, normalmente, es con fórmulas que perjudican a largo plazo su salud, como ingerir demasiada comida basura..
La respuesta al estrés
Cuando tu menta identifica una situación que considera un peligro, hay una reacción cerebral inmediata, que consiste en producir una hormona denominada cortisol. Entonces se eleva tu frecuencia cardíaca, y tu metabolismo se acelera y se pone alerta.
Cuando tu cuerpo se enfrentan con el estrés crónico, la respuesta de producción de cortisol no cesa y estás constantemente alerta y ansioso. Esa tensión constante también activa otros mecanismos cerebrales.
Uno de ellos le dice a tu cuerpo que busque y consuma alimentos cargados de calorías y grasas.
Al hacerlo, la grasa se deposita en tu zona abdominal y esos depósitos de grasa le dicen a tu cerebro que corte la producción de cortisol. Entonces comienzas a relajarte.
Soluciones para la ansiedad por comer
La buena noticia es que no es necesario comer para salir de situaciones estresantes. El ejercicio, la meditación, el yoga y la actividad sexual también estimulan la parte de tu cerebro que te obliga a buscar alimentos altos en calorías durante los momentos estresantes.
Las técnicas de relajación, como los ejercicios de respiración y la meditación, si se practican con regularidad, también pueden ayudar a tu cuerpo a evitar la respuesta al estrés.
Dormir y descansar es básico en cualquier momento de la vida, padezcas o no alguna dolencia. Si estás agotado y no has dormido bien, te pueden afectar en mayor medida las consecuencias de que tu cerebro produzca cortisol. Por eso, es necesario dormir alrededor de 8 horas al día.
El ejercicio cardiovascular regular es particularmente útil para el manejo del estrés, la depresión y la ansiedad. Aunque aún no se conoce el vínculo directo entre el ejercicio y la disminución de la ansiedad. Puede ayudar a aumentar la temperatura de tu cuerpo, lo que conduce a mayores niveles de relajación.
Además, la práctica física y deportiva libera sustancias químicas cerebrales llamadas endorfinas, que te ayudan a sentirte mejor. Hacer ejercicio puede, también, motivarte y reforzar tu voluntad para resistir la tentación de comer de manera descontrolada, al ver que mejoras tu aspecto físico y emocional.
Tomo plantas como la pasiflora, que contiene alcaloides en pequeñas cantidades, tiene un efecto calmante. Es ideal en casos de excitabilidad neurosensorial (saltos frecuentes, dificultad para mantenerse quieto, etc.).
También la valeriana funciona contra la ansiedad gracias a sus principios activos estimulan el Gaba, un neurotransmisor con efecto relajante que actúa sobre los receptores benzodiacepínicos, ayudando a conciliar el sueño.
Elija una de estas plantas en función de sus síntomas, en forma de extractos secos (1 cápsula por la mañana y 2 por la noche), o de extractos estandarizados de plantas (EPE): 1 cucharadita por la mañana y por la noche.
El origen de los trastornos de la alimentación
Cuando desarrollas trastornos de la alimentación, en realidad el origen no está en la comida o en el hambre que puedas sentir en determinado momento.
La anorexia o la bulimia, por ejemplo, suelen estar conectadas a un problema emocional subyacente, donde la comida es la herramienta que utilizas para sentirte mejor y reconfortarte.
Durante mucho tiempo, los médicos han entendido que los trastornos alimenticios y los de ansiedad están relacionados. Pero ahora están empezando a darse cuenta de que la ansiedad puede ser lo primero, y puede hacer que un individuo tenga más probabilidades de desarrollar un trastorno alimentario.
De hecho, dos de cada tres personas con trastornos alimentarios también han sufrido uno de ansiedad en algún momento de su vida.
Esa es la razón por la que debes vigilar en todo momento tu ansiedad por comer y no dejar que se convierta en un hábito. Sigue los consejos citados, haz ejercicio, practica la meditación, cambia de hábitos, tómate algún tiempo sin preocupaciones o pide ayuda a tu entorno. Cualquier estrategia es buena para que la situación no derive en una enfermedad crónica o en un problema de obesidad y baja autoestima.