Cómo tratar el dolor crónico, cuando oyes hablar de dolor crónico se te ponen los pelos de punta, cuando lo padeces la desesperación es tu estado diario, y; cuando te enteras que Oscar Rodriguez Nogueira, fisioterapeuta y profesor de Fisioterapia en Salud Mental en la Fundación Universitaria del Bagés (Barcelona) va a dar una charla en el Centro Cultural Ibercaja de Logroño sobre «Cómo vivir con dolor crónico» te apuntas la primera.
En mi carácter se incluye la puntualidad, también la intuición; las dos me aconsejaron llegar pronto porque seguramente habría mucha gente. No me equivoqué, media hora antes de la cita la fila era considerable.
Ponerse en la fila era escuchar caso: a la mujer de delante la habían operado de la columna dos veces, ella soportaba el dolor como podía; decía que su marido le había ayudado mucho; su marido estaba callado; ella, un poco alterada, no dejaba de hablar y organizar la fila.
Detrás había sillas de ruedas, mujeres apoyadas en un bastón, acompañantes; todos buscábamos una respuesta; aquello era una fila que esperaba el milagro de Lourdes. Si, yo también padezco dolor crónico, por eso estaba allí; observando a las personas de aquella fila, ansiosas y esperanzadas, no se yo si muy dispuestas a escuchar lo que Oscar Rodriguez nos iba a contar.
Dolor Crónico, qué sabemos
Cuando el fisioterapeuta empieza diciendo que «la OMS considera al dolor crónico como una enfermedad que 1 de cada 5 personas padece en el mundo; 6 millones de adultos en España» … a mi no me consoló, me asustó formar parte de esas estadísticas multitudinarias.
Qué sentimos los que padecemos dolor crónico
Oscar Rodriguez mientras cuenta cosas va preguntando al público si está de acuerdo: «El dolor crónico nos limita a nivel físico y mental, piensas que puedes hacer menos cosas; dejas de ir a sitios a los que antes ibas, por miedo a sentir dolor … acabas triste y enfadado. Lo que puede llevarte a enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad, a consumir fármacos que, a la larga, estropearán tu salud».
«Acudir a especialistas, médicos, fisioterapeutas es el comienzo de un largo peregrinaje».
«Asociamos el dolor a emociones negativas, llegando al catastrofismo; tu autoestima está por los suelos, te obsesionas con el dolor».
Cuando oyes contar lo que sientes, asientes con la cabeza; aquel público decía «si, si ese soy yo». Sentirse identificado suele ser esperanzador y la esperanza, es lo último que se pierde.
Que te expliquen el mecanismo del dolor es interesante; asociarlo al sistema nervioso, me lo pareció aún más. La neurociencia es relativamente nueva, en mi opinión va a ayudarnos más de lo que pensamos. «El dolor crónico lo produce el sistema nervioso como mecanismo de defensa ante algo que cree que le está atacando, permite la entrada de impulsos dolorosos, o que el cerebro piensa que son dolorosos».
Aquí la gente empezó a revolverse en el asiento, a levantar la mano, a preguntar: «¿Por qué entonces a mi nadie me ha derivado a un neurólogo?»
«El dolor tiene memoria, puedes estar curado y seguir sintiendo dolor, la medicación no funciona; todo eso nos produce miedo.»
¿Cómo tratar el dolor crónico?
Oscar Rodriguez considera imprescindible tratar a las personas de forma integral, es lo que se llama Fisioterapia activa; una persona no solo es su dolor, es también sus emociones, su carácter, su forma de vida.
El tratamiento debe ser activo, a partir de cosas que nos gusten y que nos hagan sentir bien, distraernos, decirnos a nosotros mismos: ¡puedo¡, ir poco a poco con el apoyo del Fisioterapeuta.Ignorar al dolor. Aumentar el nivel de actividad. Celebrar los objetivos conseguidos por pequeños que sean. Buscar apoyo social, una mano amiga.
Escuchar todos estos consejos útiles de cómo tratar el dolor crónico, pero que si no pones en práctica no sirven de nada; provocó que el público se enfureciera, todos querían explicar su dolor, su romería por médicos, operaciones inútiles, incomprensión familiar, rupturas sentimentales y pérdida de trabajo.
Ellos habían acudido buscando respuestas, curación y aquel hombre los ponía a trabajar.
Mi compañera de asiento sufría de interminables migrañas que la habían llevado de un especialista a otro, cruzando el territorio nacional sin solución alguna; estaba cansada, harta, rabiosa.
Hasta se le cayó la libreta donde estaba apuntando de la indignación y no le gustó mucho que le recomendaran el libro de Arturo Goicoechea, ella no estaba para libros.
Yo la entendía, entendía a todos lo que se quejaban de lo mal que estaba la atención primaria, de la falta de humanidad en el trato médico ….porque parecía que hablaban por mí. Eso estaba cansada de escucharlo y decírmelo a mi misma.
¿Qué me ayudó a mi?
Entre aquel galimatías Oscar se defendió bien, dijo «cada dolor, como cada persona, es un mundo», no he venido aquí a atender casos particulares sino a explicar una manera diferente de hacerle frente.
Yo, reconozco que hice un esfuerzo mental, lo vi claro: había que darle la vuelta, ser dueños y señores de nuestro cerebro para decirle stop al dolor, hablarle claro: «voy a cambiar lo que pienso cuando te acercas».
Tenemos tendencia a mirar hacia fuera, a esperar todo de los demás, a culpabilizarlos … sin embargo, podemos hacer mucho por nosotros mismos.
En mi caso, tengo 54 años, el dolor lleva muchos años instalado en mis pies; he visitado a todo tipo de especialistas, realizado terapias; en las pruebas no sale nada definitorio. He leído, he hablado y me he informado mucho. Mi familia está más que harta. A pesar de ello, sigo buscando una solución.
En esta charla fui consciente de que gran parte del trabajo era mío, que cuando la sensación de dolor aparece sin motivo alguno debo ser capaz de anularla cambiándola por sensaciones placenteras, puedo cambiar el tipo de información que envío al cerebro.
Moverme, distraerme, aprender a respirar con consciencia plena me ayudan; pero lo que verdaderamente me está funcionando es hablarle al cerebro, ser su jefa; cambiar el rol.
Se necesita disciplina, concentración y bastante creatividad, no lo niego. Centrarse en que lo que sientes en ese momento es bueno, no dejar que el dolor atraviese ese canal nervioso; hacerlo cada vez más y más pequeño, hasta convertirlo en inexistente.
En ello estoy, nadie dijo que fuera ni fácil ni rápido. También hay que tener paciencia con uno mismo.
Os dejo el video con el que acabó la charla de Oscar Rodriguez, puede que os ayude. Mirarlo con ojos nuevos y esperanza, por poca que os quede, os sentará bien y os dará pautas para saber cómo tratar el dolor crónico.
Animo a tod@s.
Delia Rubio
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