
Por Javier Aguado
Pocas cosas hay más controvertidas en el arte contemporáneo como la de los dibujos de Francis Bacon. La discusión siempre ha girado en que si Bacon dibujaba y si los dibujos que han ido apareciendo eran auténticos. Esta magnífica exposición “ Francis Bacon, La cuestión del dibujo”, que se puede ver en el Círculo de Bellas Artes hasta el 21 de mayo, viene a demostrar que uno de los artistas más importantes del siglo XX no solo dibujaba sino que lo hacía con gran maestría.
Durante años, efectivamente se ha creído que Bacon no dibujaba, como él mismo afirmó en varias ocasiones. Sin embargo, desde su fallecimiento en 1992, varias evidencias han desmentido tal conclusión, descubriendo que Bacon no solo dibujaba, sino que lo hacía prolíficamente y con la mismo maestría con la que pintaba. Desde ese momento, la autenticidad de los dibujos de Bacon ha sido una cuestión controvertida, con procesos judiciales incluidos.
El propio comisario de la exposición, Fernando Castro Flórez, en la rueda de prensa, señalaba que “bastaría con mirar con atención la pintura, o constatar cómo en numerosas fotografías del estudio del artista, con los lienzos esbozados, el dibujo estaba ya configurando la organización de lo que luego vendría a cubrir la tela”.
La presente exposición recoge más de medio centenar de dibujos a lápiz, pastel y collage pertenecientes a la colección Francis Bacon Foundation of the Drawings donated to Cristiano Lovatello Rovarino. Obras que el propietario de dicha colección, Cristiano Lovatello Ravarino (periodista y amigo íntimo del pintor durante años) recibió como regalo de manos de Francis Bacon, fechados y firmados por el pintor entre 1977 y 1992.
Es evidente la enorme generosidad del pintor hacia aquellas personas que formaron su corte íntima de admiradores. Los herederos de Bacon, organizados en el State Bacon, han litigado duramente por ellos, y se niegan, junto con el autor del catálogo razonado del artista, a reconocer su autoría.

Las piezas pertenecen a la última década de la actividad artística del pintor y en ellas se encuentran algunos de los temas recurrentes en su trayectoria. Los papas de Velázquez, retratos de clérigos, autorretratos y retratos de amigos, imágenes de su eterna obsesión, la crucifixión, torsos y cabezas, están en esta muestra en la que se aprecia una intención mayor por la colocación de la figura en el espacio.
De hecho el comisario ha configurado esta muestra en cuatro tipologías: papas, crucifixiones, retratos y figuras asentadas .Un Bacon, ágil, intenso y febril, capaz de expresar su mundo interior en un par de trazos.
Merece la pena reseñar que con motivo de esta exposición se ha editado un magnífico catálogo que además de recoger todas las obras que se exponen en la muestra hay un introducción de Edward Lucie-Smith sobre “Los dibujos de Francis Bacon”, con un amplio estudio del comisario de la exposición Fernando Castro sobre “Los hechos, o lo que solía llamarse verdad” (Francis Bacon y el rostro convulsivo de nuestra época) en el que se refiere a la galaxia emocional y plástica del artista que era de un esteta que se purificaba a través del horror.
Más allá de controversias que puedan rodear a esta obra y al artista, esta exposición es una ocasión que nos brinda el Círculo de Bellas Artes de disfrutar de este nuevo festín de color, de carne y de precisión en las líneas, no exento de esa carga de horror que siempre está presente en la obra de este gran artista.
Horario: Martes a domingos
11:00 > 14:00 y de 17:00 > 21:00
Lunes cerrado
Sala: Sala Goya
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