Preguntarme después de casi 27 años si soy o no una buena madre es algo que me da vértigo pensar. No por el término madre sino por aplicar la palabra bien.
Resumir esta experiencia de vida en tan complicada y tan subjetiva que la simple pregunta incluso me hace flaco favor. He intentado ser la mejor madre y sigo intentándolo a pesar de que ya son bastante mayores.
Creo que ese pequeño matiz cambie un poco y ayude a perdonarme todos las veces que sin querer yo también he pensado que se me iba de las manos.
Me temo que el mejor ejemplo para unos hijos es que ellos nos vean felices cada vez que nos miran. Aconsejarles y acompañarles antes los problemas y darles la mano antes de que nos la pidan.
Pero la educación no pasa porque nuestros hijos se críen libres de toda dificultad, para nada. Madurar a veces es duro y lo único que podemos hacer es darles las herramientas necesarias para que este camino sea lo más amable posible.
No podemos evitar el sufrimiento pero si podemos acompañarles para mitigarlo y que de esta manera todo sea más llevadero. Una de las herramientas que más me han ayudado en los momentos mas complicados es el humor.
El sentido del humor nos libera de mucho stress y nos ayuda a canalizar las preocupaciones que nos encontramos todos en el camino.
Creo que es la mejor baza que he jugado con ellos. La de ver las contrariedades del día a día y plantarles cara con la risa y el humor.
No es fácil pero como todo se aprende.
Por eso creo que la buena educación pasa por ser generosos con ellos sin evitarles lo malo y ante las adversidades muchas risas.
Entonces verán una madre feliz aunque esté triste. Y aunque haya que contarles una pena que sea arropada por un chiste porque te hace sonreír.
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Escrito por Asun Moreno Fidalgo del post My lady cumple 50
