‘amor50’

¡Ojalá Oprah Winfrey viniera a comer a casa!

La idea de este post surge después de una comida familiar. Al final decidí escribirlo tras haberlo tenido aparcado varias semanas. Durante este tiempo las declaraciones de Oprah Winfrey y algunos hechos añadidos han hecho que retomara aquel texto

Papel en blanco y cabeza llena de ideas que van y vienen intentando buscar sosiego y un lugar donde poder reposar dando un significado, si es que lo tuviera, a la cantidad de cosas que observo a lo largo del día.

Tengo que  mirar el calendario para darme cuenta la fecha en la que estoy pues mirando a algunas personas pienso que no estamos en el siglo XXI sino que nos hemos quedado en la época de las cavernas donde nuestro cerebro solo tenía en la cabeza, dormir, cazar, comer y reproducirse.

Generaciones mas recientes de hombres siguen teniendo en su mente las mismas cosas y nada más envuelve sus vidas.

La empatía, la inteligencia emocional, la generosidad, la escucha son aspectos que no van con ellos.

Perdonar la osadía pero a veces tengo la sensación que estamos rodeados de borregos.

De hombres, que poseen mujeres como si tuvieran trofeos. Para los que un contrato de matrimonio es un posesión más que ellos manejan y que gestionan a su antojo. Para algunos, las mujeres somos como ese coche que les representa.

Aún me sorprende como otros dan a los celos un carácter positivo, considerando algo que nace del amor infinito que tienen a su pareja sintiendo desconfianza de todo y de todos.

La pareja no es un lugar desde donde se puede crecer como persona sino que da la posibilidad de manejar y modelar a su antojo. Todo de una manera tan sutil que resulta natural.

Si nos vamos al terreno de las relaciones laborales el trato que recibimos las mujeres por parte de algunos hombres es de segunda o de tercera.

Hace poco Oprah Winfrey al recibir el premio a su trayectoria en los Globos de Oro daba voz a la cantidad de mujeres que han sufrido vejaciones de todo tipo y han tenido que soportar que no tuvieran legalmente ningún castigo. Ser mujer, negra, emigrante…. es una pared donde el hombre puede escupir todos sus reproches, saciar todas sus necesidades y encima salir impune.

Hoy mas que nunca necesitamos voces que reprochen públicamente este tipo de actos porque muchas veces cuando en el ámbito familiar sacamos la bandera del feminismo nos tachan de locas.

Cuanto camino queda aún, a pesar de haber recorrido bastante!

Escrito por Asun Moreno Fidalgo

Asun Moreno Fidalgo

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