Llevo conociéndote hace años y cada vez siento con más fuerza que me has robado el corazón. Cuando conocí Menorca, la experiencia fue maravillosa pero el romance duro lo que dura un verano. Yo te echaba mucho de menos en mi rutina diaria pero tardamos mucho en volver a vernos.
De aquel verano la luz del Mediterráneo con la que me envolviste me perseguía allí donde iba. Otros amores estuvieron bien pero nada como lo nuestro. Aquello fue tan especial!
El recuerdo de ese amor de verano no se olvidó ni en otoño, ni el otoño llegando a brotar de nuevo con la llegada de la primavera. Volvieron a mi recuerdo lo amaneceres, las horas centrales del sol y sobretodo los atardeceres. Cuando llegaba esa luz con un color anaranjado la emoción era infinita.
Recordándote las mariposas en el estómago empiezan a no tener descanso alterándome toda mi paz y mi estética.
Me emociono al recordarlo y me cuesta poner palabras a lo vivido sabiendo de antemano que todo los piropos que te diga serán escasos y tal vez ya los hayas oído en otras bocas.
Tanta belleza me hace sentir celosa y solo te quiero para mi y no me gusta ser testigo de tu flirteos. Seduce, hazlo pero que yo no me entere que yo no te vea.
Me duele cuando escucho ensalzar tus virtudes porque pienso que también para ellos te vestiste con tus mejores galas con el objetivo de que cayeran en tus garras.
Y quiero odiarte pero no puedo o tal vez no quiera.
Vuelvo a planear una escapada para verte porque me hace tanto bien que te perdono todo los escarceos que hayas podido tener durante mi ausencia.
Empiezo a pensar con que maquillarme, con que vestirme para ir a verte.
Cojo la maleta y la lleno de ropa blanca y puntillas para seducirte porque solo contigo lucen. Dejo el gris y el negro aquí. No son para ti, no casan, se pelean y tu siempre ganas.
Me avisaron de que este romance podía no durar. Me recomendaron visitarte de forma inesperada en otras épocas cuando la magia de su luz en ocasiones merma.
Un hada me dijo que si entonces tanta intensidad de amor perdura, ya no tienes nada que hacer. Ríndete a sus encantos y disfruta sin límites. Así estoy hoy llena de melancolía, nostalgia, bienestar, felicidad después de ir a verte durante unos días.
Eres para mi como una medicina, una terapia que no duele y a la que cada vez estoy más enganchada. Volveré, porque necesito de esa luz para seguir creando para seguir sintiéndome.
Ese amor solo tiene un nombre: Menorca y en tu compañía.
Escrito por Asun Moreno
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