Todo sobre el bar, bistrot Manero Marqués de Cubas


La familia Manero se expande, ¡y de qué manera! Por fin abren sus puertas en Madrid todos los espacios del esperado nuevo flagship de la marca alicantina creada, con vocación nacional e internacional, por el empresario Carlos Bosch. Tras el apabullante éxito del primer Manero Mollá y de Manero Balmis en la ciudad levantina, y de Manero Claudio Coello, primera aventura en la capital, Manero Marqués de Cubas (Marqués de Cubas, 14) multiplica y revoluciona el concepto, como se dice coloquialmente, “tirando la casa por la ventana”. 

“Manero Marqués de Cubas representa la nueva era de la gastronomía y el ocio premium en Madrid, es la experiencia definitiva, bar y cocktail-bar, bistró y caviar-bar, el Club Manero Dom Perignon y muchas sorpresas más que vendrán siempre en torno al ambiente glamuroso y gourmet pero a la vez casual y divertido, tan propio e identificativo de Manero, ¡puro lifestyle!”, explica Carlos Bosch. El nuevo local fusiona así tapeo, cocina, mixología, música (también en vivo) y una atmósfera sin igual. Diseñado para satisfacer los paladares más exigentes y crear experiencias memorables, “Manero Marqués de Cubas está destinado a convertirse en un referente indiscutible de la escena hostelera madrileña reivindicando, internacionalmente, la rica culinaria española y nuestro lifestyle mediterráneo en una versión gourmet y de lujo asequible, de lo más asequible a lo más aspiracional. Nuestra marca viene a redefinir con estilo el concepto de bar español con los más altos estándares de ambiente, gastronomía y diseño”, resume Bosch. 

Así es Manero Marqués de Cubas

El inmenso espacio, de 450 m2, es la evolución de una firma pionera en revitalizar el tapeo español y mediterráneo en su versión más elevada. Además de una barra de bar, al entrar, al hilo de los demás Manero, con los grandes hits de la casa, otra enfrentada, de manera casi simétrica, da más protagonismo a la elegantísima coctelería, desde un refrescante Spritz de aperitivo a un monumental Espresso Martini, pasando por elaboraciones personales según el cliente. Todo, como es habitual, desde la apertura (a mediodía) hasta el cierre (bien entrada la madrugada). 

Gastronomía de lujo que transforma lo tradicional en sofisticado

¿Cuáles son los imperdibles aquí? El mejor caviar y marisco, con las quisquillas de Santa Pola como ‘hits’, para darse un homenaje junto al laterío gourmet de marca propia. En plan más casual, de su gastronomía, dirigida también por el chef Carles Abellán, son ya famosos sus entre panes como los bikinis, el ‘lobster roll’, el bocadillo de calamares más buscado de Madrid o el pepito de ternera conviven con platos calientes como el imprescindible puerro confitado a la brasa, el canelón de la madre de Carlos e insuperables tortillas y croquetas. De postre, un desfile de los clásicos contemporáneos de la casa: la tira de chocolate con AOVE Manero o la torrija con helado de vainilla, entre otros.

Al bar le sigue el sorprendente Bistrot y Caviar-Bar, nueva línea creada por Bosch en una maravillosa sala cuyo corazón es un piano de cola que promete amenizar las veladas hasta altas  horas. Cocina española con el mejor producto e influencias internacionales (clásicos de bistrot actualizados) promete ser la nueva estrella madrileña, pues no falta desde una buena milanesa a una sopa de cebolla, pasando por un magnífico lenguado a la meuniére o, de nuevo, el caviar y marisco más ‘top’ a la vista del comensal, servido con todo lujo de detalles en piezas únicas entre grandes y doradas columnas de cristal de Murano. Como maridaje, los mejores vinos blancos, tintos, cavas, champanes, vermuts y cerveza. Todo, como siempre, de marca propia Manero, con la que Carlos Bosch embotella solo lo mejor, sus selecciones personales que realiza junto a prestigiosos enólogos y las más exclusivas bodegas del panorama nacional e internacional. 

Eso no es todo. Hay más sorpresas. La nueva experiencia Manero Marqués de Cubas continúa más allá en el Club Manero Dom Perignon, con una fantástica sala y barra de coctelería a media luz para las primeras copas, seguida de varios reservados para los grupos que buscan más intimidad o para los más canallas pues, en uno de ellos, una chimenea protagoniza el ambiente más íntimo y, en el otro, incluso se despliega una pantalla de karaoke. Otro rincón privatizable, junto a la barra, homenajea al gran Julio Iglesias con imágenes de su vida, un icono personal de Carlos Bosch y un clásico de la banda sonora de Manero.

Su Interiorismo, una oda a la elegancia

Del diseño interior se ha encargado Raquel Giménez, de Apple Tart Interior Design, coordinando un sobresaliente proyecto de Lázaro Rosa-Violán pero con muchísimas pinceladas personales que lo hacen diferente pero a la vez digno “hermano” de los demás Manero. 

Desde el exterior se predice el estilo ‘cozy’ y retro de los grandes cafés europeos en los que música, gastronomía, hedonismo y fiesta se entrelazaban y cuyo espíritu rescata ahora Manero Marqués de Cubas. 

En sus grandes ventanales, las lámparas antiguas de Manises con pantallas personalizadas de terciopelo y remate de borlas, se despliegan en distintos tamaños y formas creando una especie de instalación/exposición que capta la vista ya desde la calle. Una vez dentro, sorprenden el techo enmoquetado en color crudo y con un perímetro floral, simulando punto de cruz, y que se salpica con las lámparas en forma de rosetón realizadas artesanalmente y a medida con cristal de Murano. 

Los suelos están concebidos como mosaicos romanos hechos pieza a pieza in situ, con un patrón geométrico personalizado en mármol de Carrara y travertino rojo y un acabado antiguo. A ambos lados de la entrada, las dos barras cuadradas se rodean de reposapiés con soportes tallados a mano en latón con forma de león, un guiño al vecino edificio del Congreso de los Diputados. 

Los taburetes de barra son un diseño exclusivo, tallados en madera y con asientos de piel y terciopelo. ⁠Los bancos perimetrales de esta zona de bar han sido ideados en madera de roble y tapizados con asientos en precioso terciopelo verde. La barra más enfocada al picoteo ha sido forrada en su frontal y lado superior con mármol travertino rojo y zinc tallado. Por su parte, la barra de coctelería cuenta con un frente tallado en madera simulando racimos de uva. Al fondo, y entre ambas barras, un mueble antiguo parisino, perteneciente a una taquilla de teatro, restaurado y pintado a mano en tonos dorados, verdes y motivos florales, se transforma en cabina de DJ.

Un pasillo hace las veces de corredor hacia el bistrot y hall para los baños. En ellos no falta ese estilo deluxe vintage tan Manero (tampoco se olvidan las grabaciones de chistes de Chiquito de la Calzada ni el fotomatón, un clásico de la casa). Los visillos de algo tan tradicional español como el macramé (una recuperación de piezas textiles antiguas) han sido colocados en falsas ventanas que generan la iluminación de este pasillo. En el suelo, de nuevo, mosaicos romanos personalizados y paredes a modo de alfombras con cenefas de flores en color verde Guatemala son centrales.

Una cortina emula un telón que se abre para dar paso a un espacio teatral y dramático, el sorprendente bistrot, como un restaurante clandestino de otra época que podría estar en América, Italia, en Francia pero, mejor aún, ¡está en Madrid! La alfombra personalizada con motivos florares en color crudo, arena y granate fabricada en París es una joya que da un cariz acogedor a toda esta área, mientras que las lámparas de cristal Murano y los murales de paredes y techo, pintados a mano con paisajes oníricos y de antaño de un Madrid tomado por la vegetación, terminan de crear una atmósfera sofisticada, atemporal, llena de glamour, en la que ver y ser visto. 

El espacio es privatizable en zonas más pequeñas a través de cortinajes. Las columnas vestidas con cristal de murano en tonos dorados, bronces y ocres y la gran barra y bancada central funcionan como un escenario mientras que en los “palcos” (las mesitas de alrededor) se disfruta del showcooking y de un ir y venir de chefs, un espectáculo vivo, imparable y electrizante mientras suena el fabuloso piano de cola, como en los restaurantes con clase de antaño.

Otra cortina separa este bistrot de la zona club, que se llena de telas personalizadas bordadas con motivos florales en tonos verdes. La barra de mármol, con un frontal  de madera con columnillas talladas y espejo, es la gran estrella. Se enfrenta a un saloncito presidido por una chimenea parisina antigua, coronada por un retrato del rey Carlos III conocido por la modernización (como hace Manero) de Madrid, mientras que espejos isabelinos y pinturas de artistas reconocidos decoran el entorno. 

Tras el rincón-homenaje a Julio Iglesias,  pasada la barra, en el último reservado (el que se transforma en karaoke a demanda) destaca el color naranja y los 32 cuadros de atardeceres inspirados en la icónica obra de Turner que pretenden ser intervenidos puntualmente por artistas de la talla de Domingo Zapata. 

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