‘amor50’

Mentimos más que comemos

Me llamo Delia, me faltan pocos días para cumplir 56, recién llegada a la generación Baby Boomer, soy Babú. Me ha costado una vida entender y aprender a comer bien, a tonificar mis músculos, a practicar la elasticidad. Antes decía que era imposible… me mentía. No lo he hecho sola, una endocrina y un entrenador me han ayudado. Ellos siempre me dicen: «Nosotros no hemos hecho nada, ha sido tu decisión y tu esfuerzo día a día; encontrarte bien, tu recompensa.» No mienten.

Las causas de mi buen aspecto

Ayer estuve de evento, esas cosas que pasan en Madrid, sobre todo en martes y jueves, bueno… los miércoles también. Me llamaron guapa unas cuantas veces, yo eso no me lo creo; quizás porque ahí yo miento.

Sí, me llamaron guapa y delgada, agradecí que no me llamaran flaca, lo de «¿estás más delgada?» gusta y te hace pensar que antes debías parecerles «gordita». Lo mejor para no liar a la gente es decir: «¡Qué bien te veo¡», más beso y abrazo.

Cuando me preguntaron por mi delgadez insistieron en la causa ¿disgustos?¿dolor?¿desapego?; yo contesté: como bien y hago algo de ejercicio… eso nadie se lo cree, pero da la casualidad, que si lo haces, es lo que mejor funciona.

De la importancia de comer bien.

El dolor, el enfado o los líos del corazón hacen perder el apetito a los menos. La ansiedad, el insomnio son muchos viajes al frigorífico, y no precisamente para coger las zanahorias. Los trucos como lavarte los dientes, quitar las tentaciones de la vista, no mirar la tele e intentar acostarse temprano parece que no convencen pero… funcionan.

Quitarse la comida de la cabeza es luchar contra el mental. No pensar en comida, pensar que el hambre es sed y que, no porque lleguen las dos de la tarde estamos obligados a comer si no tenemos apetito.

Imaginamos lo que no nos conviene con  una rapidez pasmosa y sin embargo no entran en nuestro imaginario un pescado o unas espinacas.

Moverse al compás de un ritmo que nos anime y nos haga olvidar preocupaciones que intentamos solucionar comiendo, también funciona.

En los 90 un amigo me decía: «yo me planto en medio de la pista de baile y me olvido de todo, no estoy para nadie y además, hago ejercicio». A mi me pasaba lo mismo; lo malo es que ahora, con los años, no bailamos lo suficiente; la música es mala, no hay clubs… mentira.

Mentimos más que comemos, pero como mentir no engorda seguimos con ello hasta que nos dicen, ¡Qué bien te veo¡

*Gracias a Gema Godoy por enseñarme a comer mucho y bien sin engordar y, Carlos García por sus charlas de anatomía mientras hago sentadillas.

 

“¿Tú también eres Baby Boomer?”. Esta es tu sección. Puedes contarnos cómo te sientes después de los 50. Qué te gusta, como te va la vida; tus aficiones. Nos encantaría hacerte visible, ponerte cara y que digas: “Soy Babú”, con orgullo y una gran sonrisa.

Escríbenos a redaccion@babumagazine.com

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