Escrito por Asún
Todos los que tenemos cerca de los 50 conocemos ya lo que es la pérdida de un familiar, amigo o conocido. Es normal que en el camino de la vida haya gente que se va bajando y nos deje de alguna manera cojos para el resto del viaje.
Hoy mis palabras suenan a despedida. Decir adiós a las personas que quieres no es una tarea fácil tengas la edad que tengas. Los años nos dan ciertas herramientas para gestionar estas pérdidas pero llegado el momento lo aprendido se queda en meras palabras.
Durante la semana hemos perdido al Aitona (el abuelo). Un hombre curtido en la posguerra , trabajador, duro físicamente, aunque de lágrima fácil. Con humor, mucho humor. Solitario y muy familiar.
Era cordobés de la sierra. No tenía estudios pero sabía reconocer las aves, los árboles, los alimentos que daba la tierra en cada época y un amante del mar pese a ser un hombre de interior.
Vino al País Vasco en busca de trabajo y allí conoció a su mujer. Se enamoraron sin pensar en las diferencias culturales. Mi suegra siempre dice que le resultaba un hombre exótico. La relación duró 51 años. Y yo siempre les estaré agradecida.Ellos me han dado lo más grande que da el amor, su hijo del que me enamoré y con el que tengo una familia maravillosa.
Cumplimos su último deseo, tirar sus cenizas al mar. Allí donde solía pasar tardes pescando hasta que la salud se lo impidió. El mar estaba bravo, con ese oleaje del Cantábrico que abruma, que sobrecoge.
Ya no cumplirá más años, pero nosotros celebraremos el día 8 de Julio como si estuviera aquí.
Ahora cada vez que vayamos a la playa diremos: “Vamos a pasar la tarde, con el Aitona.”
“¿Tú también eres Baby Boomer?”. Esta es tu sección. Puedes contarnos cómo te sientes después de los 50. Qué te gusta, como te va la vida; tus aficiones. Nos encantaría hacerte visible, ponerte cara y que digas: “Soy Babú”, con orgullo y una gran sonrisa.
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