
Pasada la Semana Santa empieza la cuenta atrás para la llegada del verano. Ansiados de sol que caliente nuestros huesos no vemos el momento de que lo haga con constancia para poder quitarnos la ropa del invierno. Han sido meses duros durante los que no han faltado tardes de manta y chocolate junto a la calefacción del hogar. Pero todo eso ya pasó.
Quedan dos borrascas y ya estamos en camiseta, pantalón corto y bañador. Esa prenda tan ansiada como temida que pronunciarla implica un cambio de hábitos previos que dan cuanto menos pereza y en ocasiones mucho dolor.
Esta indumentaria tan utilizada en verano se convierte en un termómetro para medir la relación con nuestro cuerpo. Ese compañero con el que no siempre nos llevamos bien.
Es a principios de primavera cuando al pronunciar la palabra mágica “Bañador” nos entran una necesidad atroz de ponernos las pilas hacia caminos rápidos que nos conduzcan a poseer el cuerpo perfecto.
¿Y qué es tener el cuerpo perfecto? Contestar a esta pregunta es tan difícil y tiene tantos matices que podríamos estar horas. Pero no es en realidad tan complicada si somos un poco sinceros con nosotros mismos.
El cuerpo perfecto es un concepto que en realidad no existe por mucho que la sociedad nos haya puesto unos cánones para catalogarnos y sería el resultado de nuestra genética y nuestros hábitos de vida. La primera nacemos con ella y respecto a la segunda tenemos la responsabilidad de establecer buenas rutinas que nos acompañen. El resultado la mejor de las recompensas : Salud.
Un consumo diario de verduras, frutas, nada de azúcares ni grasas añadidos y una reducción de ingesta de proteínas animales es la dieta perfecta.
Conocer que función tienen los diferentes alimentos en nuestro organismo, lo que significan las etiquetas en los productos que compramos no es una tarea solo para químicos y nutricionistas.
Hoy en día tenemos la posibilidad de conocer por medio de especialistas y con un lengua legible los beneficios y los inconvenientes de determinados alimentos sin tener que ser científicos.
Elegir con cabeza aquello que compramos, preparar nuestros menús adaptándonos a nuestras realidades es algo que hay que aprender para obtener un beneficio tan positivo que nos acompañe para siempre.
Por medio de las redes sociales me topé con una web que me ha enseñado mucho y que os quiero recomendar. Madre e hija son las personas que llevan “Futurlife”. Bioquímicas y nutricionistas conocen como nadie como influyen nuestra ingesta en nuestros organismo y en nuestra mente.
Realizan menús que son sabrosos y originales. Explican con una claridad brutal el beneficio de cada alimento y las repercusiones que tienen.
Conocerlas ha sido un descubrimiento y lo que me queda aún. Por medio de ellas me he topado con muchas mas personas que por fin son capaces de hablar con cabeza sobre la comida y la importancia de nutrirse bien.
No me interesan las dietas. Ya la palabra me chirría. Olvidemos el concepto de cuerpo perfecto y la adulación a un esqueleto delgado. No siempre es signo de salud.
Aceptemos nuestra genética y a partir de ahí trabajemos por obtener la mejor de nuestras versiones tanto por fuera como por dentro.
Feliz Primavera Babús.
Escrito por Àsun Moreno Fidalgo
Puedes leer más artículos de Ásun en su blog Mylady cumple 50