
Escrito Àsun Moreno Fidalgo
Desde muy pequeña he sentido una profunda necesidad de rodearme de cosas bellas, de elementos que me aporten bienestar y confort.
Consideraba que si construía espacios bonitos me sentiría bien, alegre, contenta.
Algo que hoy en día sigo persiguiendo de forma obsesiva. Por eso me gusta tanto el arte en todas sus manifestaciones. La pintura, el cine, la literatura, la naturaleza son fuente de inspiración para construir un entorno bello.
Recuerdo las casas de las personas que me rodeaban, como hogares con un criterio dudoso. Donde la prioridad no era la armonía, ni lo bello sino llenar de elementos un espacio donde todo valía aunque no encajara en el entorno.
He vuelto a visitar esos hogares años mas tarde y siguen igual. No han cambiado nada. No puedo entender como no se aburren.
Para ellos la decoración era un concepto para ricos, algo frívolo. Necesito una cama pues compro una cama. Sin más reflexión.
Con 14 años, mi madre me dejo la posibilidad de cambiar mi habitación.
Un espacio compartido donde la luz natural no brillaba. Hice lo que pude y cree un dormitorio a mi gusto con los medios que tenía tanto económicos como de conocimientos.
Ikea no existía.
Aún, hoy sigo soñando con espacios que no he hecho realidad.
Con un mesa redonda que asome a un ventanal donde la luz de la mañana me ciegue por completo.
Hace poco llenando la noche de un sábado descubrí en Netflix una serie de documentales sobre diseño “Abstract».Elegimos mi marido yo uno al azar: “Ilse Crawford, Diseño de interiores”
Durante la hora y media que duró el reportaje tuve la sensación de que habían puesto palabras a mi pensamiento sobre la importancia de un entorno que nos haga sentir y vivir experiencias agradables.
Ilse, junto con su estudio de decoración, plantea “La importancia de un marco para la vida”, título de uno de sus libros. Una herramienta para mejorar nuestra realidad, para sentirnos confortables en nuestro entorno. Algo que no debe ser un lujo sino la oportunidad, la puerta de convertir algo ordinario en extraordinario.
No es algo banal, sino la oportunidad de mejorar nuestra salud emocional y física. Experiencias que se proyectarán hacía el exterior, en la sociedad mejorándola de una forma enorme.
Cuando comienzan un proyecto plantean preguntas con un hilo conductor: El bienestar, la armonía, la belleza. Los sentidos tienen un papel importante. Todos tienen una relación con lo vivido, con el subconsciente, donde se sitúan los recuerdos.
Ilse y su equipo, poseen las capacidades, las herramientas para convertir los espacios en lugares para ser vividos para así llenar de belleza nuestro espíritu, nuestra vida, nuestra sociedad.
ETT HEM “El hogar”. Es un ejemplo de su trabajo. Una casa sueca del siglo XX convertida en un hotel cuya atmósfera invita al descanso, a la lectura, a la charla ,a un baño caliente lleno de sales, al disfrute de una buena comida alrededor de una mesa decorada con flores naturales.
The Ongoing Story from Ett Hem on Vimeo.
Incorpora un concepto de origen danés” HYGGE “ (pronunciado juga) para describir una sensación de placer basado en la calma y el cobijo de lo hogareño.
El libro «Hygge. El arte disfrutar de las cosas sencillas» de Louisa Thomsen Brits nos da muchas conocimientos sobre esta corriente.
Saber lo que nos gusta, con lo que disfrutamos, lo que nos hace sentirnos felices es un ejercicio de tanta belleza que no puede sentarnos mal.
No hay nada que reinvierta de una manera tan grande en nuestro carácter, en nuestra personalidad y en las personas que nos rodean.
Cuando alguien me enseña su hogar, o voy a un bar, a un hotel, a la peluquería, a un centro de belleza, al médico enseguida sé como me puedo sentir allí. Me vienen sensaciones. Los elementos me hablan.
Un ejemplo que todos hemos tenido. Alguien te invita a tomar un café en su casa. Nada más pasar el umbral de la puerta recibes a través de los sentidos una cantidad de información que no puedes obviar. De placer, de incomodidad, de confort, de asco, de rechazo, de una casa vivida.
Lo sentido se queda grabado en la memoria.
Aún recuerdo un enorme centro floral en una casa de unos conocidos. Olvidé sus caras, pero ese salón y esas rosas blancas despertaron tanto mis sentidos que aún las guardo en mi retina.
Me hace tan feliz, recordar momentos bellos que me resisto a no rodearme de ellos.