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Soltería, ¿por qué no?

Estar soltero(a), ¿por qué no?

Acabo de llegar de Dubai. La capital de uno de los siete Emiratos Árabes Unidos. Situada en el Golfo Pérsico, cuenta con más de un millón de habitantes. Entre ellos mi hijo mayor al que hemos ido a visitar durante esta Semana Santa.

El tipo que es un poco caprichoso ha elegido este lugar, la verdad un poco hostil, para independizarse. Siempre le hemos animado a que salga de casa pero el hombre empezó, continúo y cuando nos quisimos dar cuenta la bola se nos había hecho muy grande y se nos ha ido de las manos. No vuelve a casa sino es fuerza mayor.

Y yo en ocasiones me preguntó qué hicimos mal. Pero se me pasa enseguida. Para llegar a la situación actual, los primeros años de independencia tuvo que compartir vivienda con otras personas. Hoy a sus 25 años y a casi 7000 kms de distancia de casa de sus padres el deseo se ha cumplido.

Poder vivir “a su bola” como él dice.

Desde hace 6 meses ya está en su “pisito de soltero”. Término un poco arcaico y en desuso que hacía referencia a la situación transitoria que los hombres tenían antes de matrimoniar. ¿Os dais cuenta que no existía piso de soltera?

Categorías aparte, la experiencia le está resultando muy positiva. Tanto que cuando alguna amiguita con derecho a roce le ha visitado, enseguida empieza a echar de menos su privacidad. ¡Qué tendrá el celibato que cuando lo pruebas engancha!

Para nosotros, sus padres, ver a los herederos felices es una gran satisfacción. La posibilidad que la vida te plantea de cumplir sueños es maravilloso. Llegar hasta aquí no ha sido tarea fácil. Pero todo lo vivido y experimentado son lecciones de vida que ningún master te da.

Relacionarte con gentes de otros lugares del mundo, sus culturas, sus comidas, sus creencias son aspectos que están en los libros pero experimentarlas es un plus, son lecciones de vida. La soltería terminó con el que se define el estado civil con reconocimiento legal en el que se encuentra aquella persona que no ha contraído matrimonio.

En otros tiempos quedarse soltero y no digamos soltera tenía connotaciones muy distintas.  En el caso de los hombres era elegido y en el de la mujer porque nadie te había llevado al altar. Te habías quedado para vestir santos. ¡Vamos un drama! Afortunadamente todo esto ha cambiado. La soltería se elige, se plantea y se disfruta.

Los que tenemos una «edad babú» hemos pasado ya por estados diferentes. 

Algunos con matrimonios fallidos han vuelto a ser solteros. Otros nunca se casaron y los menos llevan más de un emparejamiento a sus espaldas. Estar en solitario que no estar solo, en ocasiones tampoco es un chollo. Yo que soy persona que en cualquier momento me quedo inmóvil con lumbago pienso en cómo me las arreglaría.

¿Quién me podría ayudar en los quehaceres diarios y no digo pasar la aspiradora sino ponerme la bacinilla? Os aseguro que no soy capaz ni de ir al baño. Vaya, que también tienes sus pegas!

No nos engañemos no hay estado civil ideal solo aquel que a cada uno nos vale y que hemos sido capaz de escoger desde la libertad. El soltero y las solteras no son seres que tengan ni miedo al compromiso, ni  egoístas, ni eternamente adolescentes ,ni tampoco irresponsables.

Es un momento en tu biografía a veces elegido, otras el devenir de los años te lleva y que puede llegar a ser eterno.  Hay que disfrutar y sacar provecho de las circunstancias en las que nos encontramos.

Porque no hay estado modelo. Solo el que a cada uno de nosotros nos vale.

 

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