‘amor50’

La vida pasa muy deprisa, es momento de reinventarse

“Llegar a los 50 para darte cuenta de que tonterías las justas porque el momento de los complejos se terminó. Basta ya”. Le contestó.

Iba en el metro con los cascos puestos cuando de repente la música que estaba escuchando se detuvo. La batería se había acabado y conecté de nuevo con la realidad para escuchar la afirmación de una pasajera. Fueron tan impactantes sus palabras que provocaron que mi cabeza y mi mirada se desviaran para buscarla entre la multitud.

La encontré muy rápido. Era una mujer de mediana edad que hablando por teléfono  intentaba buscar un desahogo.

Quise oír la razón por la que mostraba tanta vehemencia en sus palabras pero no la encontré. ¡Debería haberse acabado antes la batería, pensé!

No dejé de mirarla. Ajena al ruido del metro y como si estuviera en un templo de oración se confesaba con su interlocutora.

Hablaban de dietas, de desarreglos hormonales, de cambios de humor, de las calificaciones de algún hijo adolescente y de lo abandonada que estaba su pareja. De la dificultad que le suponía encontrar un momento para ella. De como los fines de semana se habían convertido en días de preparativos para la semana siguiente.

Todo quejas nada disfrute.

Me imaginaba a la persona que estaba al otro lado del teléfono asentando la cabeza ante semejantes afirmaciones.

“¡Que edad más mala tenemos! “Le decía con la resignación propia de aquellas personas que ya no tienen tiempo ni ganas de pensar en extras. “Mis jornadas diarias no dan para mucho más y no veo el día en el que llegue la ansiada jubilación” le decía.

“¡Creo que llegaré tan cansada que no tendré fuerzas suficientes para mis aficiones! “Le oí decir antes de abandonar el vagón.

Había llegado a su destino. Fin del cotilleo.

Durante los jornadas siguientes no paré de buscarla ante la multitud. Todos los días la misma ruta y en mi cabeza no había otro pensamiento que cruzarme con ella para saber de su vida. Escuchar la suya me alejaba de la mía.

Aquella mujer y sus palabras me habían dejado una sensación agridulce y un mensaje sin ella pretenderlo. Me habían recordado que nada de lo que le pase a una mujer me es ajeno y que su edad, sus quejas podrían ser las mías.

Una conversación con ella quedó pendiente. Como si yo tuviera en mi poder el secreto de su felicidad. ¡Qué ilusa soy en ocasiones!

Mi pensamiento se detuvo con la parada siguiente del metro y llegué a la conclusión que la vida pasa muy deprisa. Cuando te quieres dar cuenta has hecho la mitad del recorrido y aún te faltan muchas cosas por hacer. Pero te fallan las fuerzas y sobretodo la ilusión. Es momento de reinventarse, de buscar ayuda para ordenar e impulsar nuestras inquietudes. Que nada ni nadie y menos nosotras, las mujeres, debemos ponernos freno para conseguir esa ansiado sosiego que tanto deseamos. Nos merecemos eso y más.

Y sigo buscándola. Ha pasado a formar parte de mi vida y de mis trayectos diarios.

P. D.: No es casual que la música que escucha aquella tarde durante mi camino de regreso fuera “ Ain´t stoppin´us now” Mac Fadden &Whitehead

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Puedes seguir a Asún en su blog personal:  Myladycumple50

Asun Moreno Fidalgo

1 Comentario
  1. Me parece encantador que no dejemos ,aunque sea un momento ,de pensar en esas mujeres anónimas que creen que en determinadas circunstancias sus vidas son un caos.Son etapas que vivimos todas, y que debemos aprender a capear con inteligencia, relax y mucho agradecimiento. Esos son aprendizajes unos más duros para unas que para otras. pero así va la vida. De enseñanzas. Aprender a manejar nuestras emociones es fundamental. No es utopía es inteligencia emocional. Un saludo.

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