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Zenit, Els Joglars en estado puro

Por Javier Aguado

Todavía estáis a tiempo de ver esta obra, Zenit”, en el Teatro María Guerrero, que es la última que ha puesto en escena  esta compañía que, precisamente ahora cumplen 55 años de sus comienzos y que sigue cultivando su vocación satírica.

En esta ocasión, hacen una divertida reflexión sobre los medios de comunicación  actuales, mostrando todo lo que ocurre en un periódico con pocos escrúpulos. Todo bajo la dirección de Ramón Fontseré, que estrena ahora su tercer montaje desde que dejara la dirección de esta compañía Albert Boadella. Los textos son también de Marina Cabanas. Después de Madrid comienzan una amplia gira por toda España.

En Zenit, la compañía catalana, vuelve por los derroteros que siempre mostró con mayor eficacia, su composición de imágenes satíricas que desembocan unas en otras que una gran agilidad pantomímica. Y en esta ocasión vuelvan su mirada en la crisis del periodismo, el rigor informativo decreciente, la situación de contenidos banales acompasado por unas pautas musicales de Tchaikovsky. Todo ello recogido en cinco escenas, algunas de ellas hacen alusiones a montajes anteriores, pero escenas muy conseguidas.

Junto a Ramón Fontseré sobresale Pilar Sáenz, que sigue teniendo la fuerza de hace 20 años, así como quienes les acompañan en la escena, Julián Ortega,capaz de sacar adelante lo que le echen, Juan Pablo Mazorra,  Xevi Vilá y Dolors Tuneu.

Zenit. Foto David Ruano
Zenit. Foto David Ruano

La acción se sitúa en la redacción de un gran periódico, lugar desde el que se contemplan las interioridades de su funcionamiento, las rutinas de sus periodistas, los tejemanejes de sus propietarios… de fondo subyace el enfrentamiento entre el periodismo ético y la locura consumista en la que se ha embarcado el medio.

Según  la propia compañía se trata de “una sátira sobre ese periodismo amarillo y sin ética. Es una reflexión sobre cómo el periodismo que empezó como una necesidad de supervivencia, se ha convertido en una máquina inenarrable de éxito, de poder de decisión, de influencia y de cómo se ha popularizado al máximo con ese aparatito que todos llevamos en el bolsillo. Ese periodismo está  más centrado en alcanzar cotas de mercado que en la descripción objetiva. No importa la moral ni la ética, la finalidad es calmar la avidez de las masas”.

Els Joglars sigue marcando su esencia desde un principio. Para ellos el teatro tiene una función y una misión,, hacer crítica social, mediante la ironía y la fabulación, poniendo el dedo en la llaga de todas aquellas cuestiones incómodas para el poder establecido.

Fontseré ha comentado que han querido reflexionar sobre la deriva que ha tomado cierto periodismo, recordando que es un oficio imprescindible para la democracia.. ”Hemos tenido que tirar de eufemismo, porque el espectador iba a pensar que esas situaciones eran imposibles, aunque la realidad supere esta ficción”.

Los componentes de Els Joglars deambulan por una escenografía minimalista y funcional consistentes en una estructura de tres pisos que emula una redacción con sus diferentes secciones, incluida la rotativa de la planta baja.

Eficaz toda esta estructura teatral con una iluminación acertadísima. Una obra que atiza fuerte al periodismo en esta ocasión, pero que denota que tenemos Els Joglars para rato.

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