En Babú Magazine intentamos buscar estrenos de ci que puedan gustar a todos los públicos y nos permitan pasar un buen rato de diversión que realmente es lo que necesitamos cuando llega el fín de semana. La nueva película De la India a París en un armario de Ikea dirigida por Ken Scott («Starbuck»), está basada en el best seller de Romain Puértolas «El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea», obra que fue traducida a 37 idiomas.
Además nos gusta mucho el actor francés Gérard Jugnot, su presencia es sin duda una garantía de calidad.
De qué va la historia.
Aja, un joven que sobrevive en la India gracias a su ingenio y pillería, emprende un viaje a Francia para cumplir un sueño de su madre. Llega sin un duro a París y decide pasar la noche en un IKEA donde conocerá a Marie.
Pero sus esperanzas sentimentales se desvanecen cuando queda atrapado dentro de un armario que es enviado al extranjero, iniciando un viaje que cambiará su vida para siempre…
Lo que dice el director, Ken Scott, sobre su película
¿Qué fue lo primero que le interesó de De la India a París en un armario de Ikea?
Hallándose el productor Luc Bossi en el Festival de Cannes, me llamó para saber si estaba disponible para un proyecto que tenía en desarrollo. Me envió el libro y el guión, y me agradó el tono de la historia. Me atraía su humor y romance, pero aún más el hecho de que iba a tratarse ante todo ¡de un film de aventuras!
La historia posee un sorprendente aspecto picaresco.
Absolutamente. La entiendo como fábula. De hecho, cuando reescribimos el guión y rodamos la película, me aseguré de que se pudiera sentir ese aspecto. También es una historia iniciática acerca de un joven indio de Bombay que ignoraba todo fuera de su modesto vecindario.
A lo largo del film, ve ensancharse su horizonte. Se hacía fascinante explorar esa evolución desde una perspectiva cinematográfica.
Puede que sea una fábula, pero la película también aborda el tema de la emigración.
No creo que la película haga declaración política alguna. Cierto que hablamos de emigración, pero no desde una perspectiva política, sino más bien humanística, pues al ver a esos emigrantes en circunstancias ordinarias, el público puede sentirse más cerca de ellos y se identifica con ellos. Si la gente abandona el cine en ese estado mental, creo que es un pequeño triunfo para nosotros.