Por Javier Aguado
No solamente esta exposición, “Ramón Casas, la modernidad anhelada”, que estará abierta hasta mediados de junio en CaixaForum de Madrid, recoge obras del gran pintor catalán, del que ahora se conmemora el 150 aniversario de su nacimiento, sino que se incorporan obras de aquellos pintores que influyeron en él y por los que se reflejaron en su obra, como Toulouse-Lautrec, Sargent, Rusiñol. Romero de Torres, Sorolla, Torres-García o Pablo Picasso, entre otros. Con todo ello, no es extraño que esta muestra haya levantado un gran interés por parte del público.
Esta retrospectiva del pintor más representativo con Rusiñol del modernismo catalán, ese periodo de la pintura que tanto gusta a todo el mundo, recoge 145 obras entre pintura, dibujo, carteles y alguna fotografía y está compartido en cinco secciones, comenzando por la evolución creativa del autor, su viaje a París, donde pudo estudiar siendo un adolescente y empàparse de lo que se hacía en el corazón de Europa.
París fue una referencia permanente a lo largo de su vida. De entonces se exponen paisajes y retratos de sus amigos artistas, una tendencia que reforzaría a su vuelta a Barcelona, donde en 1897 abrió sus puertas la cervecería “Els Quatre Gats”.
Allí , junto a Rusiñol y Romeu, plantearon la crisis del sistema oficial de las artes y supieron imponer las pulsaciones más vanguardistas y dinámicas de la época, en palabras del comisario Ignasi Domenech.
Hay que reseñar de este periodo la icónica obra “Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem” que realizó Casas y que sería colgado en un famoso restaurante donde los dos artistas junto a Rusiñol organizaban tertulias visitadas por muchos otros artistas.
La experiencia bohemia le sirvió para experimentar nuevas formas de comunicación artística, entre las que el cartel tuvo un evidente protagonismo que es evidente en esta sección.
Es paradójico que un artista tan cosmopolita como Casas se sintiera atraído por la temática popular y en esta parte de la exposición podemos ver escenas taurinas o tipologías de majas y toreros, que el artista incorporó a un repertorio de referencias locales, muy valorado por una clientela muy identificada con estos elementos simbólicos
Con el cuadro”Garrote vil” Casas inaugura una serie de composiciones dedicadas a la crónica social, tematice que entronca con la tradición ochocentista. Este periodo es recogido en la muestra bajo la denominación de “La poética de la multitud”, obras que evidencia la influencia de la técnica fotográfica que se iba imponiendo en la época.
“Identidades ambivalentes” es el título del último espacio de este recorrido artístico, en que nos muestra como Casas convirtió la imagen de la mujer en uno de los motivos más habituales de su trayectoria profesional.
Junto al perfil de una mujer sofistica, elegante, moderna, también emerge esa mujer emancipada, activa, que le gustan la lectura y el deporte. Algunos desnudos, mujeres en sus espacios privados, retratos de jóvenes decadentes recostadas en un sofá después de un baile..cierran la muestra junto a los retratos que el pintor hizo de Julia Peraire, una vendedora de flores y ,lotería y que el artista conoció y se enamoró cuando ella tenía 17 años y el 39.
Convertida en su modelo favorita, después fue su amante y finalmente se casó con ella. Julia es la modelo de algunos cuadros que son un auténtico regalo de esta exposición.
Exposición hasta el 11 de Junio.
Precio entradas: 4 euros