Probablemente, muchas veces nos hayamos planteado qué es la obesidad. Nadie tiene duda de que se trata de una patología caracterizada por un exceso de peso. Este peso generalmente se debe a una cantidad de grasa superior a la recomendada y tiene un riesgo importante para la salud. Ahora bien, ¿a partir de cuánto peso se considera que una persona es obesa? ¿Cuáles son las causas de la obesidad? ¿Y sus soluciones?
¿Qué es la obesidad?
Para controlar el peso de una persona hemos de tener en cuenta otros factores como la altura. Con el peso y la altura se haya un coeficiente conocido como IMC o Índice de Masa Corporal. Pueden introducirse más factores en la ecuación, pero el más importante es la altura, pues nos ayudará a establecer unos valores orientativos para niños y adultos con diferentes alturas.
El valor de este IMC determinará si estamos en el peso adecuado, si sufrimos sobrepeso o si estamos ante un problema de obesidad. La fórmula para el IMC es sencilla: IMC = (peso en kg)/(altura en metros cuadrados).
Para un peso normal, se obtendrá un valor entre 18,5 y 24,9. Las personas que sufren sobrepeso obtendrán valores entre 25 y 29,9 y los obesos tendrán un IMC superior a 30.
Así mismo, se distingue entre tres tipos de obesidad: entre 30 y 34, 9 hablamos de clase I, entre 35 y 39,9 clase II mientras que aquellas personas con IMC superior a 40 sufren obesidad extrema (clase III).
Un hipotético paciente que mida 1,65 m y pese 70 kg tiene un IMC de 25,7 y, por tanto, sufre sobrepeso.
Causas de la obesidad
En primer lugar, antes de determinar cuáles son las causas que pueden influir sobre esta enfermedad, hay que destacar que la obesidad tiene un origen multifactorial. Es decir, suele haber más de un factor implicado en la patología y, además, es posible prevenirla.
Entre los factores que determinan la obesidad encontramos la genética del paciente, el comportamiento de los sistemas nervioso, endocrino y metabólico o el estilo de vida que lleve.
Sobre los dos primeros no es posible incidir, pues están determinados en nuestro organismo, pero los hábitos de nuestro día a día sí pueden modificarse.
Además, se estima que solo el 30 % de la enfermedad está determinada en nuestros genes, mientras que el 70 % restante se debe a causas no heredables.
Los factores no genéticos que se relacionan con el estilo de vida son:
– La inactividad física. El estilo sedentario y la ausencia de deporte hacen que se ingieran más calorías de las que se consumen diariamente, que finalizan acumulándose en forma de grasa.
Hay que tener en cuenta que las calorías recomendadas por día son estimadas pensando en una persona no sedentaria que realiza actividad física media.
– Alimentación poco saludable. El creciente consumo de alimentos procesados (muy calóricos) hace que se consuman muchas calorías diariamente. Si unimos el exceso de calorías consumidas a la inactividad de nuestro cuerpo, se almacenan todas esas calorías en forma de grasa.
Por ello, es imprescindible atender a unos hábitos de vida saludables, sustituyendo alimentos procesados por otros más naturales y menos calóricos. Hs oido hablar del movimiento «real fooding»?
Todo siempre realizando una actividad física de, como por ejemplo caminar 30 minutos al día.
Las consecuencias de la obesidad que no todo el mundo conoce
Enfermedades que ponen en peligro tu salud
Los riesgos de tener bastantes kilos más de lo normal o adecuado según tu edad y altura son numerosos, pudiendo derivar en enfermedades importantes. Sin embargo, el grado de ese riesgo depende de varios factores primero: la cantidad relativa de exceso de peso que tengas, la localización de esa grasa corporal, la actividad física que se practica o el número de kilogramos ganados durante la edad adulta.
Luego, también entra en juego el padecer cualquier otro problema de salud que tenga efectos en algunas funciones vitales.
En definitiva, las consecuencias de la obesidad pueden afectar a las arterias y el corazón, pero también a otros órganos como el hígado, los huesos, así como al sueño. Incluso algunos tipos de cáncer pueden originarse por culpa del peso muy excesivo.
Diabetes del tipo 2
Ya con tu Índice de Masa Corporal (IMC) por debajo del límite donde se considera obesidad, la probabilidad de padecer esta diabetes, más común que la 1, se incrementa notablemente comparado con una persona con su peso normal. Esta enfermedad aparece porque los niveles de glucosa o azúcar en tu sangre son muy altos.
Hipertensión y derivados
La presión arterial es esa fuerza con la que la sangre empuja a las paredes de las arterias cada vez que el corazón bombea y late. Pero el problema aparece cuando tienes la tensión alta y, por tanto, tu corazón trabaja demasiado, poniendo en riesgo que puedas sufrir ataques cardíacos.
O, igualmente, que puedas tener un accidente cerebrovascular, una insuficiencia cardiaca o una renal. Estar obeso u obesa incrementa la hipertensión.
Dislipidemia
Debido al colesterol alto y los triglicéridos o también llamados lípidos (sustancias grasas producidas por el propio cuerpo), puede desencadenarse este problema. Implica que en tu sangre, los niveles de esos lípidos son demasiado altos y, por tanto, se puede acumular en las arterias toda esa placa grasienta. Muchos alimentos contienen altos niveles de colesterol.
Problemas de huesos y articulaciones
Esta dolencia es más que obvia o lógica, ya que un mayor peso de tu cuerpo ejerce presión desproporcionada sobre tu sistema óseo general y también las articulaciones. Por tanto, se pueden originar enfermedades como la artritis, que genera rigidez junto al dolor articular.
Apnea del sueño y problemas respiratorios
También al tratar de dormir aparecen los problemas, pues la obesidad puede provocar una deficiencia a la hora de respirar adecuadamente mientras se duerme. Esto deriva en fatiga, somnolencia diurna o mala atención.
Enfermedad del hígado y la vesícula
En el órgano más grande de tu cuerpo también se puede acumular grasa, provocando diversos problemas porque se merman sus correctas funciones.
Cáncer de colon, mama y de útero
Por último, existe mayor probabilidad de que sufras alguno de estos cánceres en dichos órganos y zonas, por diversidad de causas inducidas por seguir unos hábitos de alimentación poco saludables.
Obesidad en España
En España, la obesidad ya es un problema de salud. Según las estadísticas de 2018, el 53% de los españoles está por encima de su peso ideal, el 36% tiene sobrepeso y el 17% obesidad.
Se considera sobrepeso un índice de masa corporal entre 25 y 29,9 y obesidad si es mayor que 30. Esto nos convierte en el segundo país europeo con mayor cantidad de obesos, después de Reino Unido.
Estas cifras son especialmente preocupantes entre los mayores, ya que el 23% de españoles de más de 65 años padecen obesidad y el 45% sobrepeso.
¿Por qué engordamos con la edad?
La obesidad en mayores de 50 años es un tema que preocupa a muchos hombres y mujeres, no solo por factores estéticos, sino también de salud. Engordar a partir de esta edad puede llevar a graves problemas cardiovasculares, problemas de huesos… incluso puede elevar el riesgo a padecer discapacidad y aumentar el deterioro relacionado con la edad.
Este cambio lo notan sobre todo las mujeres como consecuencia de los cambios hormonales que se dan con la menopausia.
Según la OCU, se debe a la disminución en la producción de estrógenos. Esto hace que el cuerpo queme energía más lentamente y por tanto, almacene más grasas. Además, estas hormonas también regulan el apetito, por lo que posiblemente también cambien los hábitos alimentarios.
A esto hay que añadir la pérdida de masa muscular, que se da gradualmente incluso desde antes de los 50. El músculo, además, quema energía incluso estando en reposo, de manera que su pérdida también contribuirá a que nuestro metabolismo vaya más lento.
Existen también factores diversos que pueden darse a los 50, como el sedentarismo, el insomnio, el estrés, factores genéticos… y que varían de persona a persona.
¿Qué podemos hacer para evitar la obesidad a los 50?
No podemos cambiar los procesos naturales de nuestras hormonas, pero sí lo demás:
Hacer ejercicio
-Ejercicios de resistencia, como pesas, para mantener la masa muscular. Recuerda que los músculos también queman energía en reposo.
-Ejercicios con intervalos de alta intensidad, que consisten en ejercicios intensos con intervalos de reposo. Por ejemplo, hacer elíptica con cambios de velocidad, levantamiento de pesas, abdominales, caminar a buen ritmo, etc.
Consumir proteínas
Hay estudios que demuestran que una dieta con un 30% de calorías procedentes de la proteína aumenta el metabolismo en unas 100 calorías al día, respecto a una dieta baja en proteínas. Asimismo, ayudará al mantenimiento de masa muscular. Las proteínas no solo se encuentran en la carne y el pescado, también en los huevos, las legumbres, los lácteos, las almendras, algunos cereales como la avena, etc.
No hacer dieta pasando hambre
Si pasas mucho tiempo sin comer, el organismo se adaptará reduciendo también el metabolismo. También debemos tener una dieta equilibrada, acorde a nuestros cambios hormonales. Es recomendable consultar con un especialista para que te recomiende una dieta adaptada al motivo del aumento de peso.
Dormir lo suficiente
El deporte y mantener una vida activa de día ayudará a ello, además de muchas actividades relajantes, como el yoga, la lectura, ver una película, tomar una infusión para dormir, etc.
Soluciones al problema de la obesidad
A pesar de que es absolutamente necesario realizar actividad física y llevar una dieta adecuada, es posible que estés planteándote la intervención médica para ayudarte a combatir con la obesidad. En los casos de obesidad, el médico ha de indicar determinadas pautas como dieta, ejercicio o medicamentos si es necesario.
Sin embargo, si hablamos de pacientes con una obesidad de clase III, es posible realizar una cirugía bariátrica. Esta intervención desencadena una disminución del tamaño del estómago, para que los pacientes se sientan saciados antes de ingerir un exceso calórico.
Otra opción es la del balón gástrico. Se trata de una intervención más simple que consiste en colocar un balón de silicona en el estómago del paciente mediante la endoscopia. La introducción de este balón hace que el paciente se sienta saciado y no tenga hambre pues el estómago está lleno.
A pesar de que el dispositivo se ha desarrollado para resistir a los ácidos gástricos, es imprescindible cambiarlo cada 5 meses y no se coloca más de 2 veces seguidas por lo general.
Por tanto, es necesario que el paciente haga un compromiso de hábitos saludables para el futuro, siendo el balón un mero incentivo para conseguir la disminución de peso de forma más rápida.
Es si, es necesario contar siempre con los mejores expertos cuando uno toma la decisión de poner remedio a su peso. Sanitas es una buena solución se tenga o no un seguro de salud. Su unidad de Obesidad trabaja con una amplia red de centros a nivel nacional en los que la primera cita es totalmente gratuita y sin compromiso.
No preocuparte demasiado
Si empezamos a obsesionarnos con engordar será peor, pues ya hemos visto que el estrés influye negativamente y entraríamos en un círculo vicioso. En su lugar, mejor es relajarse y centrar la atención en otra cosa. Recuerda también que el ejercicio físico puede ayudarte a olvidar preocupaciones.
No hay que alarmarse si solo se trata de un ligero sobrepeso pero si es importante actuar si te sobran más de 18 kgs. La mejor solución para evitar la obesidad en mayores de 50 años con un estilo de vida saludable a tiempo, que influirá también positivamente en tu equilibrio hormonal y tu bienestar general.
En definitiva, parece que la respuesta a qué es la obesidad está más clara ahora. Como has visto, es una patología multifactorial y las soluciones que se plantean para perder más de 10 kgs dependen de la voluntad del paciente, de los resultados que se vean en el mismo y del IMC de partida.