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¿Cómo se maquilla una mujer después de los 50?

Me llamo Mariola, tengo 55 años y os voy a contar cómo se maquilla una mujer después de los 50. Desde que era pequeñita siempre tuve presente la imagen de mi abuela, a quien debo el nombre. Jamás la vi sin arreglar, su pelito corto, sus polvos de Madera de Oriente , su colorete y sus labios pintados de rojo. En los ojos solamente rímel porque eran de un azul transparente.

¿Cómo se maquilla una mujer después de los 50?

Bueno voy a comenzar a explicaros cómo se maquilla una mujer a partir de nuestra edad. Yo era el patito feo de la familia, realmente mis hermanos eran mucho más guapos. Habían salido a mi madre eran altos, rubios, pelo rizado y ojos azules. Yo morena, pelo liso, ojos oscuros y menuda.

Cuando íbamos a las bodas durante la adolescencia, todo el mundo le decía a mi madre: “Esta como no se te case por simpática crudo lo tienes”. Yo me quedaba ojiplática y ahí comenzó mi gran complejo.

Como soy fea, no me arreglo, así tengo un motivo para justificarlo. ¡Que error! No hay nada peor que ser una ignorante.

Para rematar el asunto me invadió el acné. Al principio no virulento, pero cuando iba a cumplir 25 años la cara era el granero de España. El médico dijo que era un problema hormonal y me recetaron la píldora anticonceptiva y un ungüento amarillo que era para exfoliar toda la piel. Esta crema me puso la cara colorada como un tomate y se me peló entera.

¿Cuando empecé a darme cuenta de la importancia del maquillaje?

Para mi boda fui a hacerme pruebas del peinado a los Hermanos Blanco y el peluquero al verme la piel, dijo que ellos se encargaban de maquillarme.

El día de la boda la esteticien una vez peinada, comenzó a maquillarme. Yo no veía nada porque tenía los ojos cerrados, pero me daba cuenta que tardaban mucho.

Cuando terminaron, me mire al espejo y dije: «¡No puede ser! ¡Qué guapa!». Los ojos se salían de la cara, les habían dado tal protagonismo que era difícil fijarse en otra cosa. Finalmente me echaron laca por la cara para que al besarme la gente no me desmaquillara.

No me lo podía creer, ¡qué transformación!, entonces pensé: «esto en normalito tengo que hacerlo yo».

A partir de ese momento me aplique el cuento.

Todas las mañana me levantaba, lavaba bien la piel y la hidrataba. Después mi maquillaje, siempre con esponja húmeda para que fuese más natural, un poco de sombra, un poco de rímel, colorete y a la calle.

Cuando llegaba a casa por la noche, me lavaba bien con mis productos la cara, y volvía a darme la crema correspondiente para la cara y la correspondiente para los ojos.

El tiempo fue pasando y, a base de leer y ver, cada vez era capaz de sacar más partido a mi persona. Pero un día pensé: » ¿y si fuese a un curso de automaquillaje?». Dicho y hecho. El primer curso lo hice con un hombre y salí encantada. Me enseñó que además del marrón existían otros colores. Aprendí un montón.

Con el tiempo pensé que si me había enseñado un hombre, necesitaría el punto de vista de una mujer, porque siempre las percepciones son totalmente diferentes.

Dicho y hecho, me apunte a un curso con una mujer, que me enseñó hasta colocarme pestañas postizas. ¡Un crack! Lo de las pestañas es lo más de lo más. Te cambia el ojo por completo. Las utilizo solo en grandes ocasiones pero merece la pena.

En algunas marcas conocidas te enseñan a ponértelas y te las cortan a tu medida. Cuando te las quitas solo hay que lavarlas bien, volver a colocarlas en su estuche y sirven para cuatro o cinco veces y su precio no llega a los 20 euros.

¿Cuántos productos tengo?

Tengo una paleta de sombras, eye liner negro, rímel blanco y negro que cuida las pestañas y las espesa un montón, un khol negro, un perfilador de labios, varias barras de labios y gloss, corrector, iluminador y colorete.

No penséis que a diario me aplico todo. Nooooooooo.

Sin maquillaje nunca voy. Tampoco puedo salir sin eye liner, rímel, colorete y gloss.

Una vez a la semana utilizo una crema exfoliante (si que os recomiendo que esta sea buena porque si no puede perjudicar la piel, yo uso la de Clarins) y una mascarilla hidratante.

Cuando me acuerdo utilizo una mascarilla casera de clara de huevo, como hacía mi abuela, que es proteína pura y cuando estar supertirante la retiro con agua fría y después me aplico un poco de yogur. Que maravilla para la piel.

¡Me cuido!

También me cuido con la alimentación, no fumo, bebo bastante agua y, desde hace muchos años, tomo como complemento Aceite de Onagra en pastillas. Si algún día me tira mucho la piel porque está reseca, utilizó el aceite de una cápsula para extenderlo por la cara.

Ya no soy un patito feo, tampoco soy un cisne, pero ahora cuando me miro al espejo lo que veo ya no me disgusta.

El tiempo y la edad me han aportado seguridad. Ya no compito con las compañeras del cole para ver quien liga, en estos momentos solo tengo una competidora yo misma.

De verdad merece la pena maquillarse, no es un maquillaje que transforma, es un maquillaje que destaca lo mejor que tiene cada uno.

Animaros a dar un curso, además de lo que aprendes, te lo pasas genial.

Eso sí, ser constantes con vuestra piel, limpiarla noche y día es fundamental y nutrirla, tanto por fuera como por dentro es imprescindible si queréis que vuestro maquillaje tenga mejor resultado.

“¿Tú también eres Baby Boomer?”. Esta es tu sección. Puedes contarnos cómo te sientes después de los 50. Qué te gusta, como te va la vida; tus aficiones. Nos encantaría hacerte visible, ponerte cara y que digas: “Soy Babú”, con orgullo y una gran sonrisa.

Escríbenos a redaccion@babumagazine.com

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