Cuando leemos prebases de maquillaje, ese “pre” nos anuncia “algo más” que debemos poner “antes”.
Añadir a la rutina de belleza no suele gustarnos mucho, todas vamos mal de tiempo; aunque luego lo perdamos en otras cosas que se nos antojan más importantes; el no hay tiempo es un recurso inconsciente ; porque si queremos tenemos.
¿Porque utilizar un prebase?
A mí los “pre” me gustan, suenan a preámbulos, a preparación, a esa pizca que falta para mejorar. Un añadido que resta y enaltece el resultado final rayando la perfección.
Las prebases de maquillaje son un delicioso comienzo, os lo aseguro; preparan el rostro para recibir la base con delicadeza; así el maquillaje se posa sobre la piel uniformemente, crean una superficie en las que las arrugas se disimulan, la luminosidad se intensifica y se acaba gritando: “¿cómo no he usado yo esto antes?”.
Las prebases fijan la base de maquillaje , lo que permite que su duración sea mayor.
Consejos antes de apilar el prebase
Es importante no aplicar mucha cantidad, no es necesario; los poros se obstruyen. En general, esta es una regla que yo suelo aplicar en cosmética, poner poca cantidad; solo me la salto con la hidratante corporal, ahí tengo la mano muy suelta.
La prebase, también la llaman “primer” (en inglés) se aplica después de la hidratante, y contestando a la pregunta de si son necesarias después de los 50, yo respondo: “Sí, absolutamente”.
No solo hay “primers” para el rostro, también para los párpados, los labios y las pestañas.
Confieso que a veces uso la prebase sola, después aplico un protector solar y soy feliz. Ya veis que amo los “pre”.
Os invito a probarlas, conocerlas es amarlas.
Delia Rubio
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