Asún: «Soy Babú»

“¿Tú también eres Baby Boomer?”

Esta es tu sección. Puedes contarnos cómo te sientes después de los 50. Qué te gusta, como te va la vida; tus aficiones. Nos encantaría hacerte visible, ponerte cara y que digas: “Soy Babú”, con orgullo y una gran sonrisa.

Puedes escribirnos a redaccion@babumagazine.com

 

Escrito por Asún Moreno Fidalgo

Aún me queda algún que otro año para cumplir los cincuenta, pero llevo escuchando a mi alrededor ya hace tiempo aspectos sobre esta etapa que siendo sincera no son nada optimistas.

Me han dibujado los cincuenta como una etapa donde mis hijos se irán, donde me quedaré sola, donde mi trabajo, en el caso de tenerlo me aburrirá, donde mi  cuerpo sufrirá, llegará la menopausia. De esta manera podría añadir un sinfín de nuevos cambios a los que desesperadamente debería de buscar un remedio para poder llevarlos.

De nuevo tener que adaptar a esta nueva mujer tan curtida en experiencia en una que aparente tener los años de su hija independizada; con solo imaginarlo, no sé si me apetece vivir esta época o saltar directamente a los sesenta.

A decir verdad, no he oído a nadie contarme la cantidad de cosas y aspectos maravillosos que viviré. Nos han hecho creer  que esto significará la caída  de Pompeya para las mujeres y sin embargo  para ellos la coronación del Zar. Para nosotras todo va a marchitarse y para ellos empieza una época  plena, interesante. Ellos son maduros, nosotras cincuentonas. Nosotras teñimos canas y ellos se las peinas con ilusión y orgullo. No están calvos aún y eso es mucho en un hombre. Y  no estoy por la labor de tolerar semejante clasificación.

Muchas diferencias hay entre las mujeres y los hombres de nuevo en esta etapa y eso es algo positivo que en ocasiones nos alejan pero en muchas otras y en su mayoría nos deberían servir como punto de encuentro.

Algo que nos une a los dos sexos llegado este punto es una pregunta que desde hace un tiempo ronda en mi cabeza: ¿he cumplido alguno de mis sueños de juventud?

Cuando pienso en ello, me entra vértigo. Tengo que retroceder algunas épocas para  volver a ser niña, adolescente y poner en pie situaciones que me quedan muy lejanas, pero que al recordarlas me vuelven chiquita ,me llenan de nostalgia y alegría. Porque recordar es volver a vivir y sentirme viva es algo que necesito. Lo necesitaba ayer y lo necesito hoy más que nunca.

Conviene que nos demos el capricho, el lujo generoso de pararnos y no tener miedo a las preguntas que nuestro interior nos hace.

Releer lecturas de tiempos pasados, escuchar música que nos evoque a ese bonito ayer  en los que nuestros cuerpos se expresaban bailando y sin complejos. Visitar sitios que descubrimos cuando éramos aún más jóvenes que hoy, y revisitarlos con la mirada del nuevo adulto joven. Sacar de la buhardilla, si todavía conservas, apuntes de tus tiempos de estudiante, fotos de tu graduación, de encuentros pasados y reírte de ese corte de pelo  que tan orgullosa presumías y que hoy jamás llevarías porque apenas favorecía esos ojos llenos de brillo.

Haz todo esto, siempre y cuando  sea  para gozar, para reírte.  Porque retroceder al pasado para sufrir, no ….. ¡para eso no estamos aquí! Eso sí, recuerda, que los cincuenta no han llegado de un salto, aunque este camino haya pasado volando.

Recordarás volviendo al pasado todo lo que un día fuiste y todo lo que entonces querías ser y hacer. Ese sentimiento no te dejará pasivo, te lo aseguro. Te entrarán unas ganas locas de vivir de nuevo y olvidarás tus achaques, tus deudas, tus contratiempos y permitirás sentir lo que eres aún, un ser joven con más experiencia para ser feliz.

No eres aquella niña de veinte que paseaba sin varices por la calle, es cierto. Recordando también me he dado cuenta que a los diez a los veinte, treinta y cuarenta siempre hubo algo que estaba ahí para hacerme dudar como mujer. Hoy me siento más fuerte que nunca para alzar  mi voz y decir que los cincuenta como los sesenta cuando toque serán bienvenidos en forma de coraza, con una gran mochila y por lo tanto deciros que como regalo de cumpleaños  me propongo obsequiarme con el don de amar todo lo bello que viene.