‘amor50’

Aceptar nuestro cuerpo después de los 50

Echando un vistazo a  las redes sociales, recuerdo como a Tania LLasera, actriz y  presentadora de televisión, la ponían de vuelta y media criticando su aspecto físico.¡Aggg qué pereza!

Es más que habitual  que se metan con ella por sus kilos. Y hace unos días por llevar un peto vaquero la etiquetaron de lesbiana.

La respuesta de ella fue tajante: “Con hombres como tú, sin duda lo sería “

¡Ole, ole y ole!

No es la primera, ni será la última vez que tiene que aguantar comentarios de este tipo e incluso más groseros si cabe.

Ayer entré en una tienda de ropa interior y mientras me esperaba, las dependientas llamaron mi atención. Tenían una silueta tan estrecha en sus caderas como la Nancy de mi Primera Comunión. Sus brazos  parecían «baguettes» y sus caras alargadas lápices de colores. No me trasmitían más que tristeza. Perdonad que opine, pero me lo voy a permitir, y es que estaban feísimas, nada estilosas. ¡Ya lo he dicho!

La época de la primavera guarda una relación importante con la puesta a punto para lucir cuerpazo. En casi todas las revistas aparecen titulares que nos invitan a tonificar nuestros glúteos, marcar abdominales, tener bíceps espectaculares y una variedad de tipos de comidas que ayudan a que bajemos peso en un tiempo récord.

Disculpad, pero  me surgen dudas.

A lo largo de la historia los cánones de belleza han cambiado mucho y lo harán aún más. Tan pronto nos gusta dar clases de anatomía a través de nuestro cuerpo musculado como en otras marcar el esqueleto para destacar huesos.

Si hago referencia a los rostros aquí nos adentramos en terreno complicado y de los más diverso: Labios gordos, cejas depiladas carentes de pelo, pómulos pronunciados y una cantidad de tendencias que varían según las  modas que en ocasiones no duran mas de dos años.

(A estas alturas del artículo puede que ya  me haya hecho algunos enemigos, pero lo siento aún estoy cabreada )

Y por si fuera poco, una vez más somos las mujeres quienes más sufrimos esta presión. Es verdad que ellos tampoco escapan a este devenir de tendencias, convirtiendo así  a los dos sexos en esclavos  de una belleza que van variando sin apenas darnos cuenta.

¡Esto es una locura de la que en ocasiones es muy difícil escapar e incluso  adaptarse!

El ser humano es vulnerable por naturaleza. La necesidad de pertenecer a un grupo social en el que sentirnos aceptados y respaldados hace que sigamos al dedillo ciertas pautas. Y no nos olvidemos, el precio que pagamos por ello, en ocasiones es brutal: anorexia, bulimia, trastornos de personalidad, bullying, depresión …

Si, lo sé. Podéis pensar que quizás me haya ido muy lejos, que tampoco es para tanto, que soy una exagerada, una  tremendista. Os aseguro, que quizás me esté quedando  corta.

O somos como el grupo marca o estamos un poco aislado en esta jungla.

Hay que tener una personalidad muy fuerte y aún así no siempre es fácil. La adolescencia, la juventud y también la madurez son etapas en las que seguimos  principios no escritos, sin reflexionar. Cultivamos el culto al cuerpo, olvidándonos de potenciar nuestro interior.

Cuesta trabajar y desarrollar aspectos que no son fáciles de tocar como son la creatividad, la intuición, la positividad, la paciencia, la comunicación con los demás…Pero no  más que una sesión de crossfit.

No estoy en contra de trabajar lo externo, ni de la cirugía estética. Lo que me aterra son los extremos y las imposiciones en todas sus manifestaciones. Y me molesta aún más, la desfachatez de ciertas personas que no respetan al diferente y no  dan la cara.

Ante todo este vaivén de influencias, de cambios; no nos queda otra que ser fuertes. Tener una personalidad sólida que nos sirva de escudo frente a criticas que no aportan nada sino que restan.

Todo esto se aprende a lo largo de la vida. Nosotros, que ya hemos  llegado a los 50, tampoco somos ajenos a estos aspectos.

La búsqueda de nuestra identidad, aceptando que tenemos unas ciertas peculiaridades tanto físicas como psíquicas, nos ayudará a vivir con más naturalidad, más sosegados, más felices.

Han caído en mis manos dos libros de los que os quiero hablar.

“Atrapa el pez dorado “de David Lynch y “Biografía del silencio” Pablo D´Ors. En ambos el  tema principal es la meditación como práctica diaria. Un camino lleno de recompensas donde encontrar nuestra identidad para ser más auténticos.

Estar a merced de los vaivenes de la sociedad y el ritmo frenético que nos marca el día a día hace que sea más necesario parar durante 20 minutos para meditar.

No vamos a cambiar los acontecimientos externos pero si la forma en la que nos enfrentamos a ellos.

Descubriremos con este ejercicio el papel decisivo que juega la intuición pues implica navegar y profundizar en el “yo” que es donde están las soluciones, las respuestas a las preguntas que la vida nos va  planteando. ¿No os parece maravilloso?

Hoy, más que nunca, deberíamos tener un espacio en nuestras jornadas diarias para esta gimnasia de la mente. Para estar y sentirnos fuertes. Para soportar las criticas que vierten sobre nosotros de forma deliberada gentes sin rostros y sin escrúpulos.

Tania, por ser una persona pública está más expuesta pero el resto de los mortales  no somos ajenos a los insultos y amonestaciones sin juicios de valor.

Ser auténticos nos hace únicos y especiales. ¿A qué es algo grande?

¡Ay, ya me encuentro algo mejor!

Escrito por Àsun Moreno Fidalgo del blog My lady cumple 50

Asun Moreno Fidalgo

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