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Teatro: Yllana, 25. Todo un mérito

Por Javier Aguado

 

Posiblemente a algunos de ustedes no les diga nada la compañía Yllana o no les suene, pero tienen un gran mérito. Comenzaron hace 25 años, no había teatros en los que encajaran sus piezas y tenían que actuar en locales nocturnos de todo tipo de pelaje. Después se instalaron en el Teatro Alfil de Madrid que poco  tiempo después compraron.

Por entonces en los inicios de los noventa, nadie en España hacía lo que ellos: humor gamberro sin palabras, aunque ya existía en Barcelona el grupo Tricicle, pionero del humor gestual en nuestro país, pero Yllana irrumpió en Madrid de una forma más inauditamente irreverente. Y desde luego que triunfaron y siguen triunfando.

Ahora, cuando cumplen los veinticinco años han querido celebrarlo de la forma que saben, creando una nueva obra  en la que recogen lo más destacado de los montajes que han ido estrenando en este tiempo. Han producido 26 espectáculos propios y varios para otras compañías, habiendo estrenando sus obras en 40 países.

Y primera sorpresa, al menos para mí, la gran sala de los Teatros Canal totalmente llena y pudiéndose disfrutar de sus títulos más conocidos, desde aquellas primeras de ¡Muuu!, con el magnífico cuadro del torero en la capilla y Glub, hasta las más recientes de Brokers, The Godfather y Chefs.

Y muchos fans, admiradores y admiradoras de este grupo que se conocen todos los sketchs y los disfrutan aplaudiendo y a carcajada batiente la hora y media que dura este espectáculo. Yo sufrí a mi lado a una de estas admiradoras con una carcajada histriónica que casi no te dejaba seguir la representación.

Y es que el humor de Yllana no es un humor para la sonrisa sino para la carcajada; o te ríes con todo el cuerpo o no te ríes. Sin duda han creado un sello, han creado una marca y por eso mantiene la eficacia de la carcajada. De los mejores momentos de estos veinticinco años está lleno este espectáculo.

Momentos de audacia y de belleza plástica y de peripecias muy especiales como cuando después de pasearse con cámaras por toda la sala sin luz, recorren otras dependencias del teatro y salen a la calle a perseguir cámara en mano a los viandantes.

Sin duda, Yllana es un fenómeno singular en la escena española, no solo porque se ha mantenido en tiempos difíciles durante 25 años sino porque se ha convertido en una factoría cultural. Y siempre humor negro, negrísimo, lenguaje mordaz, absurdo, pura ficción. Y a veces, han pasado por momentos delicados, como cuando en el Teatro Alfil estuvo a punto de estallar una bomba casera en el patio de butacas por amenazas de grupos ultracatólicos ante la obra La revelación de Leo Bassi. Y también en las oficinas recibían todos los días llamadas amenazantes. Eran otros tiempos. Y ahora queda disfrutar de este grupo por otros muchos años.

Hasta el 29 de enero en Los Teatros del Canal

 

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