Por Javier Aguado
Con el mes de junio, comienza como cada año, el Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales, PhotoEspaña, hasta finales de agosto en Madrid y extendiéndose a otras ciudades españolas y de otros continentes, pero sigue siendo la capital quien acapara la mayor actividad, de tal forma que para el verdadero aficionado a la fotografía este periodo estival en nuestra capital tendrá la posibilidad de contemplar mas de 50 exposiciones, entre las 22 de la sección oficial y las galerías del Festival OFF.
En esta edición no hay un tema común, como en otras ocasiones y posiblemente el plato fuerte será “Carta blanca”, con la que han definido los organizadores a las exposiciones que el fotógrafo Alberto Garcia-Alix ha comisariado en el Circulo de Bellas Artes dedicadas a Antoine d´Agata (Marsella, 1961), Paulo Nozolino (Lisboa, 1955) y Pierre Molinier (1900-1976).Viendo estas exposiciones reconoce la trayectoria en algunos momentos del fotógrafo español quien ha reconocido que “entré en la fotografía al mismo tiempo que entré en la heroína. Me gustaban las drogas y estaban en mi ADN cultural”.
Las exposiciones no dejan indiferentes y pueden ser el punto transgresor que algunos han querido ver PhotoEspaña iba perdiendo desde sus comienzos.
También García–Alix figura como comisario en las dos que tienen lugar en el Centro Centro Cibeles, la del sueco Andres Petersen(1944) y la mexicana Teresa Margolles(1963) y la del Museo del Romanticismo referida al suizo Karlheinz Weinberger(1921-2006).
Los seis autores que hemos mencionados, entran para García–Alix, dentro de los parámetros de lo sublime y de lo heterodoxo, con obras que habitan fuera de las normas porque se nutren de lo mas íntimo y personal de cada autor La obra de d´Agata, prosigue García-Alix, nos convulsiona y agita. Sentimos vértigo. El desamparo es vital y el miedo constante. De Nozolino me interesa la pulsión y como hay en sus imágenes un todo destruido que nos habla y nos interroga. Con Molinier estamos ante la obra de un gran fabulador. Un independiente. Un individualista con lo femenino como obsesión y pertenencia.
Cuando descubrí a Petersen me quede fascinado, poseía magia. Nos hipnotiza. Sobre la muerte Margolles es la más brillante, y su obra grita al silencio y al trauma de la desesperación y de la arbitrariedad. Por Weinberger siento fascinación. La fotografía fue para él la llave de la liberación de una vida opaca.
Otras monográficas muy atractivas tendrán como protagonistas a dos consagrados: Elliot Erwitt y Cristina García Rodero. Del primero, en el Jardín Botánico podrán compararse las fotografías que tomo en Cuba en 1964 cuando siguió al Che Guevara y a Fidel Castro con las que en 2015 tomo en su retorno a la isla para fijarse en los cubanos de a pie.
De la segunda ,en el Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa, la ciudad monástica de Libelala, en Etiopia, donde hay 11 iglesias en las que los peregrinos cristianos ortodoxos rezan , escuchan sermones y se purifican con agua. Garcia Rodero ha captado la paz y la espiritualidad que se respira en este espacio sagrado a 2600 metros de altitud al norte del país africano, en un trabajo que expone por primera vez.
En esta edición también destacan los trabajos del italiano Gabriele Basilico(Milan, 1944-2013) en el Museo ICO con fotografías de arquitectura de los años 80 del pasado siglo y el estadounidense Minor White(1908-1976) que en la Fundación Loewe resumen cuatro décadas de su trayectoria.
Fuera de Madrid 11 ciudades españolas son sedes de PhotoEspaña, destacando centros tan importantes como el Macba, de Barcelona, el Guggenheim bilbaíno, el IVAN valenciano y Es Baluart de Palma. Otras ciudades fuera de España, como Berlin, Buenos Aires, Bratislava, Dublín , Lausana, Varsovia, Kioto, Melburne. PhotoEspaña se internaciónaliza, pero lo importante es no perder esa singularidad y esa transgresión que ha mantenido durante esos veinte años que ahora cumple.
