Escrito por Delia Rubio
El 8 de marzo de 2011 escribí en mi blog:
«A menudo uso americanas , una prenda que robamos a los hombres , y que siempre hace que me sienta eficaz , no masculina . Cuando quiero cerrar tratos me pongo americana , no necesito llevar corbata , ni camisa , ni siquiera gemelos en los puños .
A menudo me recojo el pelo , a veces parece que lo llevo corto , siempre hace que se me despeje la cabeza ; pero nunca consigo mantenerla fría o neutral , la cabeza se me ladea hacia un lado o hacia otro y al final mi recogido acaba pareciendo casualmente asimétrico .
A menudo lo veo todo clarísimo , con esa clarividencia masculina que a veces asusta , pero suelo taparme un ojo, como si me hubiera entrado una mota de polvo, para empezar a ver borroso lo que era evidente . Y pienso qué femenino resulta ese gesto .
A menudo he llevado tacones , zapatos preciosos que me hacían sentir alta , pero insegura. De noche siempre me recogía el pelo, con una coleta muy alta. Entre los tacones y la coleta superaba a los chicos en baile, copas y diversión; al día siguiente estaba en el despacho imaginando moda, con un poquito de dolor de cabeza que disimulaba haciendo un gesto elegante mientras me hacía efecto la aspirina . Estaba rodeada de mujeres que sólo pensaban en cómo podía aguantar ese ritmo y cumplir religiosamente con mi trabajo; me miraban, a pesar de mis zapatos, mis tacones y mis gestos elegantes como si de un hombre se tratara.
Últimamente pocas veces me recojo el pelo, y hasta creo que cada día soy más rubia .
Me paseo con mis Church’s , (que gracias a Miuccia se han feminizado bastante sin dejar de ser «de hombre»). Me dejo de tonterías, de gestos elegantes y lo celebro con gesto firme, manos fuertes, pelo suelto y llevando los pantalones como un hombre más, como sólo las mujeres sabemos hacerlo .
Feliz día a todas . LOVE»
Hoy…
Mi actitud no ha cambiado demasiado, llevo menos americanas sin perder eficacia; ahora cierro tratos con sudadera y bambas; no solo estoy segura sino que además estoy cómoda, es algo que se aprende con los años, y rejuvenece mucho; igual que el pelo suelto.
Parece que no he cambiado, pero nada es lo mismo; a las mujeres nos cuesta llegar más que a los hombres; no porque no valgamos, sino porque ponemos amor y emoción en lo que hacemos; muchas veces nos entretenemos en el camino cuidando de otros, nos distanciamos de nuestra meta por amor a alguien, por pensar en los demás antes que en nosotras mismas, con total convencimiento de que lo que estábamos haciendo lo hacíamos bien; dejando a los hombres pasar delante, crecer y llegar a puerto sanos y salvos; mientras nosotras aprendíamos a construir nuestra pequeña balsa, con paciencia y ,otra vez, con amor.
Cambiar las cosas es cambiar de hábitos y, eso a las mujeres nos cuesta. Yo hoy os felicito, a las que van poco a poco, consiguiendo mucho, a las que cocinan, cosen, bordan, calculan, cuidan, enseñan, dirigen, curan y aman con amor; eso las mujeres ¡qué bien lo hacemos¡
Feliz día a todas.